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—¿Entonces, te lo estás follando?—Fennec se acercó a ella una vez y la pequeña reunión terminó, al final Bo decidió participar en el trabajo recibiendo a cambio un buen pago por eso, pero no es como si ella lo  necesitara. Partirían el día de mañana a la zona en la que se hallaban los nuevos traficantes de especias y acabarían con la tontería que tenía con algo de zozobra a Fett.

—¿Qué?—Bo sabía que no había escuchado mal.

—¿Qué si te lo estás follando?—Repitió Fennec sosteniendo en una de sus manos una botella de Spotchka.

—¿Es lo único que eres capaz de razonar?—Bo-Katan casi se burló de la mujer en la cara. Din no estaba cerca, se había ido con Fett a ver un animal que tenía oculto en las profundidades de ese ridículo palacio.

—Puede que estés haciendo un buen papel al engañar a Din Djarin, pero no a mí, Bo-Katan Kryze. Tu solo quieres una cosa y es esa extraña espada que Din ganó.

Los labios de Bo-Katan temblaron, sus cejas se fruncieron y por un momento no deseó tener el casco para que la mujer frente a ella pudiera ver claramente su expresión—Tu no entiendes el camino.

Fennec soltó una pequeña carcajada y bebió un trago del líquido azul que sostenía—¿De verdad?—Murmuró—¿No sientes arrepentimiento? ¿O al menos vergüenza al engañarlo? ¿Al hacerle creer que de verdad te interesan sus costumbres y seguir lo que sea que siga Din?

Bo-Katan respiró profundo, varias ideas cruzaban por su cabeza, dispararle a la mujer frente a ella era la más tentadora—¿Preocupada? No recuerdo tener que darte explicaciones.

Fennec río nuevamente—Espero que Din Djarin descubra la clase de persona que eres, estuviste tentada a matarlo esa vez en el crucero ¿Y ahora vives junto a él y su encubierto? No me hagas reír.

Bo-Katan tembló, trató de calmarse, no dejarse llevar por sus comentarios. No le debía explicaciones a nadie y la idiota de Fennec no sabía lo que había ocurrido entre Din y ella—¿Por qué tan preocupada?—Repitió la pregunta—Yo también tengo curiosidad de saber cómo terminaste siendo la puta de Fett, y aún así no ando haciendo preguntas.

Fennec frunció el rostro—Yo no…

—¿Tu no, qué?—Siseó Bo-Katan a la mujer de rasgos asiáticos, acercándose a ella. Fennec no retrocedió y enfocó sus ojos en el visor del casco de la mujer mandaloriana.—No te interesa mi vida, y a mi tampoco la tuya, que sepas hablar no significa que seas inteligente, Fennec Shand, no sabes lo que ocurrió entre Din y yo. Pero ahora sigo el camino, junto a Din.

Fennec se mordió los labios levemente y bufó—Buenas noches, princesa—Exclamó alejándose de ella.

Bo-Katan sonrió bajo el casco, tomando como victoria la retirada de Shand de la conversación—Igualmente.

Din sé acercó cuando Fennec desapareció del pequeño salón, Fett se había retirado a sus aposentos, aunque claro, antes de ordenar a uno de los droides del palacio buscar habitaciones para ellos.

—¿Qué te dijo?—Preguntó Din al notarla algo tensa.

—Una sarta de estupideces, Fett y ella son tal para cual.

Din sonrió bajó el casco, le dio un par de palmadas sobre su hombrera y un droide se acercó a ellos, Zaya también se acercó, sosteniendo a Grogu entre sus brazos luego de perderse entre los pasillos, hallar la cocina, comer y regresar.

—Por favor, seguirme, los llevaré a sus habitaciones.

Bo sintió un escalofrío. No quería dormir en ese maldito castillo que parecía de arena, pero Fett estaba siendo “cortés” y aunque no le importaba mucho su opinión, lo mejor era pasar la noche allí. Mañana convencería a Din de pasar la noche en el Hangar de Peli.

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