Our Own Way

20.-

Zaya suspiró con cierta tristeza mientras varios droides de carga transportaban al interior de Guantelete las enormes cajas llenas de comida, cobijas, y otros suministros que ayudarían a la tribu a sobrevivir al invierno que se avecinaba en el planeta en que se instalaban.

—Esta es la última caja—Bo-Katan despidió al Droide mientras observaba como Karga y Din conversaban brevemente—Este planeta me recuerda un poco a Tatooine, aunque sorpresivamente es más fresco que ese maldito arenero.

Zaya se quejó de nuevo—¿Pero regresaremos, verdad?—Preguntó con ilusión.

—Claro—Le aseguró—Tenemos nuestra casa aquí, no la abandonaremos.

Zaya dio un ligero salto emocionado, Greef Karga subió la rampa junto a Din para despedirse. Estiró su brazo hacia la mandaloriana de armadura azul y Bo estrechó su mano.

—Fue un placer conocerte, querida.—Confesó con sinceridad el magistrado—Espero que este hombre no te de problemas.

—Esperemos que no—Le respondió Bo-Katan con una sonrisa en la voz—Gracias por su hospitalidad  y por la casa, es hermosa.

Greef asintió, se giró entonces hacia el niño que levitaba dentro de su cuna metálica—Nos veremos de nuevo, amiguito—Le prometió y luego vio a Zaya. Greef aún no podía creer que su amigo tuviera, no solo una familia, si no una hija ¿Cómo no se dio cuenta de eso? Los mandalorianos siempre serían sus seres favoritos de la galaxia—Cuídate, niña.

Zaya asintió.

Karga estrechó por último la mano de Din y bajo de la rampa—¡Recuerden regresar!—Les gritó.

Din asintió, y la rampa del Guantelete se alzó, todos llegaron rápidamente al área de pilotaje. Bo le hizo una seña a Zaya para que tomara asiento en el lugar del piloto.—Elévanos—Le pidió.

Las manos de Zaya temblaron ligeramente, siguió los comandos tal cual como la vez en la que ella y Bo-Katan habían estado practicando, y logró elevar la nave, sacarla de la atmósfera de Nevarro no fue tan difícil como parecía.

La chica suspiró con alivio al realizar la acción de forma correcta, Bo le dio un par de palmadas—Bien hecho—Le alagó.

Se agachó a su lado, e introdujo las coordenadas para hacer el salto en el hiperespacio, el viaje les llevaría al menos unas nueve horas, así que tenían mucho tiempo libre.

—Tendremos que buscar otro lugar en el que dormir en el encubierto—Exclamó Bo-Katan—Zaya no tendrá tanto espacio si todos dormimos en esa cueva.

Zaya sintió cosquillas en su estómago—¿Q-qué?—Tartamudeó.

Bo-Katan se quitó el casco, se quedó sentada en el suelo aun lado de la chica—Si, tus cosas, te mudarás a nuestra zona ¿O quieres seguir durmiendo con las otras chicas del encubierto?

Zaya soltó una risita nerviosa—¿Q-quieren que duerma con ustedes?

—¿Si?—Respondió Din con algo de burla en su voz—Los padres y sus hijos comparten una zona solo para ellos ¿O acaso lo olvidas?

Zaya sintió sus ojos picar, se alegró de  tener el casco puesto—Si, yo, quiero decir ¡Si quiero!—Se apresuró a decir—no tengo muchas cosas, así que me acomodaré bien.

Din sonrió bajo el casco, observó a Grogu, quien parecía estar demasiado distraído con un juguete en forma de rana que Karga le había regalado.—Eso no es para comer, niño—Le reprendió al predecir lo que su pequeña mente pensaba—Jugar, no comer.

Grogu soltó un bufido de decepción más agitó el juguete contento por su nueva adquisición.—Gruuuu.

Bo sonrió, el azul del hiperespacio siempre le había parecido bastante tranquilizador.  Observó el reloj, la hora del almuerzo se acercaba, a pesar de tener un desayuno bastante abundante, Bo aun tenía hambre, el ayuno del día de ayer le había parecido eterno.—Tengo hambre.