Roxanne Volvoka ya no recuerda cómo era ser inocente. Alguna vez fue una niña dulce, con una luz propia, pero la vida se encargó de apagarla. Ahora es una asesina precisa, fría y distante, una sombra entre la violencia y el poder. No hay lugar para...
—Rubia, al fin te encontré —susurra alguien entre la gente, pero sigo mi camino.
La música del club me ensordece los oídos, han pasado tres años de la boda de Olivia y Alice, ellas deben estar de regreso después de celebrar su aniversario, mañana viajaremos para conocer a Kaia.
Tuve que venir al club con Katerina por una emergencia, aunque ninguna de las dos quería estar aquí, hace un tiempo que ya no nos acercamos por este lugar o sitios muy peligrosos, no ahora.
Me siento en la barra para esperar a Katerina, tampoco me gusta dejarla sola, aunque solo necesitaban sus aprobación para algo. Pido una botella de agua y la destapo tomando de ella para calmar la sed.
—Oye rubia —me habla una mujer a unos cuantos asientos de mi.
La ignoro y sigo tomando de mi botella, veo que Katerina ya viene bajando de la oficina y sonríe al divisarme.
—¿No escuchas que te hablo? —vuelve hablarme la mujer ahora parada a mi lado.
—Lo siento estoy casada —muevo mis dedos y me pongo de pie para alejarme.
—¡¿A donde crees que vas?! —grita la mujer molesta y me doy la vuelta.
Por inercia mis manos protegen mi vientre y mis ojos se cierran al ver el cuchillo que viene contra mí, pero la hoja no llega a mi cuerpo, si no unos brazos que me envuelven y la frente de alguien pegada a la mía.
—Están a salvo mi pequeño sol —me susurra mi mujer y abro mis ojos.
El miedo me invade de inmediato cuando veo su sonrisa llena de tristeza.
—No Katerina —digo sujetando su cuerpo. —tu no puedes, no ahora amor.
No otra vez.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
⚠️ Advertencia ⚠️
Los primeros capítulos de esta historia son mucho más cruel y toca temas delicados, pero necesarios para saber porqué Roxanne es como es.