CAPÍTULO 17

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KATERINA


—Vamos —me dice Alice —quiero que me pague una de las tantas que me ha hecho.

—¿Que piensas hacer? —le pregunto siguiéndola.

—Solo un pequeño susto —sonríe con maldad —apuesto lo que sea que ella dirá algo inapropiado.

—No lo hará si me ve —le digo y se detiene.

—Quédate unos pasos atrás.

Avanzamos hasta la oficina y tal como Alice lo dijo salió con sus bromas y al verme pude ver cómo cambió su semblante, hice mi mejor actuación intentando ser seria con ella y llamar Roxanne, pero no resistí seguir con el juego cuando vi que se iría por no corresponderle.

—¿Que me harías entonces? —le pregunto apretando sus muslos sonriendo y sus expresiones se relajan.

—Tendremos que cambiar de lugar amor —que me llame así sólo me dan ganas de besarla, uno mis labios a los suyos y me empuja un poco para bajarse de la mesa y nos da la vuelta.

—Te ves tan hermosa cuando te enojas —la molesto sin dejar sus labios.

—¿Eres tan masoquista?

—Solo tú puedes hacer conmigo lo que quieras —le digo y siento como sus brazos me envuelven pegándome más a su cuerpo.

—Alice lo planeo ¿no? —me pregunta y asiento —me lo pagará —dice con convicción.

—Primero cumple con tu palabra —le digo poniendo mis brazos en sus hombros.

—¿Debería hacer lo que tu me hiciste? —dice colocando sus manos en mi trasero.

—Inténtenlo y te aseguro que te irá peor a la próxima —ella comienza a reír y muerdo su cuello.

—Me vas a dejar una marca —se queja.

—¿Y eso que? —me sujeta de las piernas y me sienta sobre el escritorio.

Sus manos me sujetan con fuerza de la cintura y comienza a dejar besos y en mi cuello, toma el borde de mi camisa y la saca lanzándola a un lado sus suaves manos me recorren el dorso hasta que se colocan en mí espalda y comienza a besarse nuevamente descendiendo hasta que llega a mis pechos, veo sus intenciones e intento apartarla, pero sujeta mis manos con fuerza y me hace caer de espaldas sobre el escritorio.

—Roxanne...

—¿Que? ¿te da miedo que los vean? —dice dejando marcas. —Y no me llames Roxanne.

Me sorprende con la facilidad que me carga hasta el sofá donde se sienta y yo quedo a horcadas sobre ella, comienza a besarme y sentir su lengua con la mía me hace gemir. Se separa de golpe y se recuesta en en respaldo solo observándome, esa mirada me prende.

—Quítate la ropa cielo —me ordena y sonrío, pero me pongo de pie para hacerlo. —Despacio amor.

—¿Porque no lo haces tú?

—Porque quiero verte mientras lo haces.

Termino de quitarme todo y me acerco a ella pero se sienta al borde del sofá y coloca sus manos en mis piernas moviéndolas de arriba abajo hasta detenerlas en mis glúteos los cuales aprieta y me atraer un poco más a ella, la imagen que tengo de ella viéndome desde abajo es muy sexy.

—Dame tu pierna amor —dice tomándola con delicadeza y la coloca a su costado.

Me da un sonrisa y acerca su rostro a mi entrepierna que la espera ansiosa, el golpe de su aliento me eriza la piel, su lengua toca mis labios y gimo sujetando su cabello, pero quita mis manos y las sostiene en mi espalda.

HémeraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora