CAPÍTULO 14

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ROXANNE

Estar al lado de Kate me hace sentir mejor cada día, el miedo de perderla no se ha ido, pero quiero luchar contra ese sentimiento horrible, solo quiero concentrarme en ella, en lo que tenemos ahora.

Me despierto a mitad de la noche por la alerta que suena en mi celular, me levanto enseguida y voy a buscar mi laptop, alguien está intentando entrar en mi sistema ¿como diablos lo hicieron?

Bloqueó cualquier tipo de amenaza y activó un programa para poder ingresar en el suyo, es la primera vez que alguien lo hace tan difícil, activo un programa que bloquea por completo su sistema y vuelvo a poner la seguridad en mi sistema, pero más reforzado.

—¿Que haces? —habla Katerina desde la cama.

—La alarma de mi sistema de activó —le comento.

—¿No fue tu amigo? —me pregunta y niego.

—El tiene acceso al igual que tú —le digo regresado a la cama.

—¿Pude encontrarte por ahí? —me pregunta y asiento. —debiste decírmelo antes.

—Creo que necesitaba ese tiempo para reflexionar, aunque siendo sincera desde el primer día ya quería volver.

—Ya estás en mis brazos otra vez —dice extendiéndolos y acomodo en ellos.

—Duerme, por la mañana te acompañare para que conozcas bien las bodegas —le digo dejando un beso en su mejilla.

Por la noche llegamos muy tarde luego de todos los acontecimientos con los socios de Alice y de jugar un poco con mi ratoncito. Volvemos a quedarnos dormidas y por la mañana me levanto para alistarme mientras Katerina duerme, salgo de la habitación para tomar algo.

Tomo mi celular y decido abrir los mensajes que no quise leer ni escuchar, primero leo los que mando días anteriores y algunos me dan risa, pero sé que estuvo mal, que la lastime. Abro los mensajes de voz y escucho a mi Kate llorando, en el primero no se entiende casi nada, el segundo me parte por completo el corazón y me pongo a llorar por lo estúpida que soy.

—Roxanne... —se escucha que balbucea —solecito vuelve, llevo una semana sin llegar a nuestra casa —solloza —es horrible no verte en ahí cuando llego —se queda en silencio un momento y luego suspira —me niego a dejarte ir, así que mueve tu lindo trasero y regresa conmigo —me hace sonreír entre lágrimas y dejo el celular a un lado.

Me llevo las manos al rostro para evitar que se escuche mi llanto, siento que ella me abraza y la verdad es que no merezco a esta mujer.

—¿Que te hice cielo? —ella me abraza con fuerza y yo igual lo hago —perdóname, te prometo que nunca te haré sentir así.

—Está bien amor —dice pasando su mano por mi cabeza —yo te perdone desde que te vi otra vez, toda la rabia que tenía se fue cuando vi tus hermosos ojos.

—¿Como pude hacerte daño a ti? Tu no te lo mereces.

—Estas sanando mi pequeño sol, estás dejando atrás tus miedos y estás conmigo ahora.

—Debí decírtelo antes —susurro.

—Debiste, pero eres tan rebelde y obstinada qué haces lo que te venga en gana.

—¿Me estás insultando?

—Estoy diciendo una verdad —sonríe y sujeto su rostro para besarla.

—Solo tú puedes decirme esas verdades y vivir para contarlo.

—Es porque elimine de tu mente la loca idea que tenías de asesinarme —sonrío y la envuelvo en mis brazos.

—Quiero que sepas algo —digo sin soltarla.

HémeraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora