CAPÍTULO EXTRA

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KATERINA

20 años antes

Katerina: 28
Roxanne: 24

El sonido de las bocinas provenientes de la pista de mi club, rebotan contra las paredes de mi oficina, a penas y escucho como las vibraciones del bajo resuena. Observo cada rincón del lugar buscando a mi objetivo, llevo una hora aquí de pie como una idiota, esperando a que aparezca como cada noche lo hace.

—¿Que ves? —pregunta Irina.

Entro hace media hora, pero la he ignorado por completo. Ella cree que tiene algún poder sobre mi, solo porque la he dejado seguir a mi lado por un tiempo mayor del que estoy acostumbrada a hacerlo con mis amantes.

Me tomo el contenido de mi vaso pasándolo todo de un todo trago.

—Observo —digo sirviéndome más Whisky.

—Llevo hablándote hace un rato —dice deslizando su mano por mi brazo para intentar tomar mi mano.

La observo de reojo, esperando ver hasta dónde es capaz de llegar. Y tal como lo esperaba, no se detiene, antes de que su mano llegue a la mía, ya la tengo tomada por el cuello  estrellándola contra el vidrio.

—Menos mal que es muy resistente —sonríe —me gusta sacarte de quicio.

—No te confundas, lo único que me provocas, son ganas de atravesarte el craneo con una bala. —digo sin apartar mis ojos de la vista.

—¿Que tanto ves? —pregunta intentando soltarse.

—A la persona que acabará con tu vida —la empujó con fuerza alejándola de mi vista —lárgate.

—¡Vamos Katerina! ¿Que te pasa? —gruñe furiosa —¿para que me quieres cerca? A penas y me tocaste una vez.

—Y fue suficiente —digo tomando de mi vaso.

—¿Y crees que de ella no te aburrirás también? —se ríe, lo que hace que gire mi cabeza en su dirección.

Mis ojos se clavan en los suyos y sabe muy bien que ha cometido un error cuando se pone de rodillas con sus manos contra el suelo.

—Aceptaré el castigo —susurra ansiosa.

—Lárgate —digo pasando por su lado.

Bajo los escalones que me llevan hacia la barra, al llegar, me sirvo más whisky antes hacer lo que he hecho las últimas noches. Tuerzo mi cuello, me arreglo el cabello y camino directo hacia la mujer que me ha alterado los sentidos desde que apareció en mi club.

Veo a la mujer junto a ella. Tiene sus mano en sus caderas, ¿con qué derecho?. La rubia sonríe al verme y se pega más contra la otra mujer. La observo sin expresión alguna y paso arrastrando del pelo a la mujer. La conozco muy bien, es una de las cazadoras más crueles de la Bratva, asesina sin importar qué sean niños o mujeres inocentes, son órdenes de mi padre, pero yo repudio esos malditos actos.

—¿Que mierda? —se queja intentando soltarse. —¡suéltame loca!

—¿La besaste? —pregunto tomando su cabello con fuerza hasta que la encierro en una de las bodegas.

Ella se pone de pie enseguida y su mirada asustada me recibe al reconocerme. Me acerco dos pasos y ella retrocede.

—¿Pusiste tus sucios labios sobre los suyos? —pregunto y niega.

—No lo hice, no sabía que era suya...

—Tus manos —digo apuntando con mi barbilla y las esconde —¿dónde pusiste tus manos?

HémeraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora