C A P Í T U L O 42

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° V Y N E E A °

       La mente de Eris era un lugar fascinante.

     Todo, hasta el más mínimo recuerdo o pensamiento estaba ordenado como si de una biblioteca se tratara. Enormes estanterías ordenadas no solo por fecha si no por sensaciones o emociones.

      Era casi como pasear entre un millón de libros distintos.

      —¿Cómo...? ¿Cómo he entrado? —Pregunté en el eco inmenso de aquel espacio completamente confundida.

      —Eres daemati —Respondió él. un escalofrío me recorrió cuando sentí su presencia rodearme, cosa que era obvia porque de una manera u otra, yo estaba dentro de su cabeza —Como tu hermano. Supongo que es un poder que heredaste de vuestro padre.

      Me arrastré entre las enormes filas de recuerdos observándolos todos de lejos.

      —¿Y cómo lo he hecho? ¿Cómo he entrado? —No necesitaba hablar para sentir que Eris se sentía ligeramente confuso.

      —No estoy muy seguro de cómo funciona ese tipo de poder pero, supongo que querías saber más y yo estoy completamente abierto para ti ahora.

      Me conformé con esa respuesta mientras vagaba más y más profundo, adentrándome en las filas más antiguas. Y resultaba curioso, doloroso al mismo tiempo, porque a pesar de que los recuerdos de cualquier niño deberían ser los únicos felices y llenos de alegría en su totalidad, en Eris, estos eran oscuros, con una neblina gris que te hace replantearte las cosas dos veces.

      —Puedes ver lo que quieras —Murmuró él. Yo dudé observando los recuerdos perfectamente organizados —Puedes hacer lo que quieras, tienes cualquier permiso.

      A lo lejos mis ojos notaron algo algo más brillante, un recuerdo oculto al final de la balda que estaba casi escondido pero si te fijabas bien, tenía un brillo del que carecían el resto de ellos. Caminé hasta él y extendí las garras que poseía en aquella oscuridad.

Una Corte De Sombras Y Sangre© [CASSIAN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora