C A P Í T U L O 49

775 90 8
                                    

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

×     ×    ×

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

×     ×    ×

° V Y N E E A °

       —Yo...—No estaba segura de que decir, ni hacer ni cómo actuar.

       Era extraño escucharle soltar aquellas palabras con tanta naturalidad. Había cierta amargura en su voz, como si aun también le costara dejar salir semejante declaración pero, no había duda en sus ojos.

         El color avellanada, con luminosos puntos dorados brillaban con la verdad.

          —No tienes que decir ni hacer nada —Interrumpió levantándose de nuevo de la cama —No voy a forzar nada sobre ti.

          No pude dejar escapar una carcajada.

           —Si no quisieras forzar nada no estaríamos aquí encerrados —Quería hacerlo sonar a modo de protesta pero me era imposible estar enfadada.

          No cuando la vergüenza y el cansancio seguían pesando tanto sobre el resto de mi cuerpo.

          —Traerte a este lugar fue algo que necesitaba. Seamos o no seamos compañeros —Se dio la vuelta y caminó hasta el pequeño mueble donde al parecer había guardado la mochila que un par de horas atrás había traído —Necesitábamos que regresaras. Necesitábamos saber que estabas bien.

          —¿Por qué? —Me fue inevitable no preguntarlo —Desde que volví no he hecho otra cosa que causaros problemas y preocupación.

         —¿Qué? —Su mano salió del interior de la mochila con el puño lleno de vendas blancas.

         Tragué saliva y traté de ordenar todos aquellos pensamientos que tantos días me habían atormentado. La imagen del rostro de mi hermano, el gesto de Feyre aquella noche en la cabaña antes de huir...

         —Es cierto —Murmuré agachando la cabeza a la vez que él volvía a tomar asiento en el extremo contrario de la cama —Desde que regresé no he causado otra cosa que problemas. Mientras estaba inconsciente no parabais de preocuparos por mi espalda aun cuando ni siquiera sabíais quién era yo —Mis mano fue inconscientemente a mi espalda —Y después de eso no fui más que una carga, casi como un bebe, no podía caminar, apenas podía daros conversación o ayudaros. Solo era un problema.

Una Corte De Sombras Y Sangre© [CASSIAN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora