Una Corte De Sombras Y Sangre© [CASSIAN]

C A P Í T U L O 67

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º E R I S º

      Las cadenas colgaban del techo del viejo granero, los grilletes tallados se clavaban en la piel abierta de mis muñecas dejando que los hilos de sangre escurrieran a lo largo de mis brazos.

     El dolor era un punzante pulso que no desaparecía daba igual cuantos minutos pasaran. Este mismo había sido el causante de mi despertar.

     El olor me había dado la primera pista de donde me encontraba, la segunda había sido el sonido lejano de los animales relinchar.

      Sin embargo aún conservaba la artillera negra sobre mi cabeza. No podía ver absolutamente nada, ni siquiera distinguir las figuras que habían estado caminando de lado a lado durante lo que había debido de ser la última hora.

      Me había zarandeado y tratado de mover lo máximo posible a mi alrededor para darme más o menos una idea de que es lo que me rodeaba, nada, más que la propia viga que me sostenía lo suficiente alto como para que solo las puntas de mis pies rozaran el suelo lleno de paja.

     No había rastro de Vyneea, no más que su aroma vagamente difuso entre la podredumbre del estiércol. Saber que se encontraba en el mismo lugar daba algo de paz a mi ansiedad.

     Había bajado la guardia con Lyron.

     El muy capullo siempre había sido directo para sus venganzas. Nunca se había molestado en preparar algo más allá que sus propios puños.

      —¿Qué tal las cadenas, señorito? —Uno de los perros de Lyron se detuvo frente a mí, podía percibir el sonido de su espada y armadura crujir y quejarse mientras se zarandeaba de lado a lado a mi alrededor —Al parecer Lord Lyron estuvo estudiando sobre el antiguo lenguaje, resulta que unas pequeñas marcas como estas pueden suprimir la magia de todos los faes, incluso los hijos de altos lores como tú.

     Un rugido violento y amenazante brotó de mi garganta ronca y adolorida.

     Esos hijos de puta no se habían molestado en únicamente colgarme como a un mero trozo de carne dispuesto a ser diseccionado, no, estos se habían tomado el tiempo de desfogarse.