C A P Í T U L O. 51

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° V Y N E E A °


      Mi cuerpo se convirtió en una estatua de piedra.
       Los ojos de Cassian se mantuvieron fijos en los míos, sin deslizarse ni un centímetro. Apenas era capaz de introducir algo de aire en mis pulmones, apenas podía ser consciente de la realidad que sus palabras significaban.
        Yo había comido lo que él había cocinado ¿Significaba acaso que él me aceptaba como compañera? ¿Había aceptado yo al aceptar la comida?
        —Pero tú...—Mordí el interior de mi mejilla durante un instante —Tú cocinaste antes....
        Cassian dejó brotar un esbozo de una sonrisa ladeada, casi divertida.
         —Los machos ilyrios no suelen encargarse de esas tareas —Había algo de molestia en esa afirmación —Por eso que yo cocine para ti no significa nada pero si tú lo haces, significa que me aceptas como tu compañero.
         —Yo...—No tenía una respuesta, no tenía ni idea de cómo afrontar aquello —Yo no sé...yo...
         Cassian retrocedió.
          —Estaba bromeando —No se podía pasar desapercibido la ligera punzada de dolor en su voz, incluso cuando trataba de disimularlo —Sé que no eras consciente de lo que significa cocinar para un macho, sé que no hay decisión.
          —Cassian...—No podía evitar sentir el dolor a través de ese hilo que nos unía, ese que a cada segundos se sentía más y más.
          —Está bien, Vyn —Aquel pequeño mote se sentía dulce en sus labios —Te lo he dicho, estoy dispuesto a esperar.
          No dije nada más, asentí suavemente.
          Por un corto instante ambos nos miramos a los ojos, sin saber muy bien qué es lo que estaba escrito en ellos.
          Cassian fue quien rompió el contacto, diciendo que tomaría una ducha en lo que la cena terminaba de hacerse, mi única respuesta fue asentir y girarme para tomar la espátula y remover el caldo burbujeante dentro de la olla.
          Cuando el sonido del agua inundó el espacio y rompió el silencio me deslicé por los armarios hasta quedar sentada en el suelo.
          ¿Cómo podía tratar de fingir no sentir lo que martilleaba con fuerza en mi pecho? ¡No tengo tanta voluntad! ¡No soy tan fuerte!
          ¿Cómo podía haberlo soportado Eris durante todo este tiempo?
          Cada vez que su cuerpo se acercaba al mío, cada vez que compartimos el más mínimo contacto, mi sistema estallaba en un millón de sensaciones. Mi cabeza se volvía loca y mi mente clamaba por deseos que no quería escuchar. que aún, incluso cuando él me había advertido sobre Netsa...aún no se sentían correctos.
           Porque era innegable que lo quería. Qué, en el fondo, no me costaría nada amarlo. Cassian era bueno, amable, dulce...Él era todas esas cosas con las que, seguramente, alguna vez de niña había soñado. Era como el oro que reflejaban los rayos del sol al amanecer tras unos intentos y largos días de oscuridad. Tan resplandeciente, tan...
          Me puse en pie rápidamente.
          ¿En qué momento mi mente viajaba a aquellos puntos? ¿En qué momento había dejado de verlo como un simple amigo?
          Suspiré y volví a dar un par de vueltas al caldo al que no le faltaba mucho para estar listo. También revisé ligeramente las vendas en mis brazos. No sentía ninguna molestia y a juzgar por la rapidez con la que aquel ungüento había curado mi piel, seguramente apenas quedaran rastros de nada a estas alturas.
          No pasaron más de diez minutos hasta que la puerta del baño se abrió mientras yo servía dos cuencos del caldo, procurando que más trozos de verdura cayeran en el cuenco destinado para él. Un macho de su tamaño necesitaba algo más que una simple sopa pero, dadas las circunstancias y mis nulas dotes de cocinera, darle una ración más grande era lo mejor.
           Cassian salió vestido únicamente con un pantalón grueso de lana y una toalla colgando de su cuello, asegurando que su cabello no fuera dejando un rastro de agua tras de sí.
           Se acercó a la mesa y sonrió ampliamente al ver su pequeño cuenco de sopa.
           —Huele bien —Tomó una larga inspiración y se sentó en la silla frente a mi.
           Mordí mi albio inferior tratando de disimular el tonto entusiasmo que esa frase em producia.
           Tomó la cuchara y observé expectante como introducía el primer bocado en su boca. Fue inevitable percibir el cambio en su gesto por mucho que tratara de disimularlo, su frente se arrugó y su mano se tensó alrededor de la cuchara.
             Cassian sonrió con la boca cerrada y levantó su pulgar en un claro gesto mentiroso.
             —Es horrible, ¿verdad?
             Completamente derrotado abrió la boca y dejó caer la sopa de nuevo en el cuenco.
             —Rhys lo hace peor, si te sirve de consuelo —Murmuró mientras se limpiaba los restos de sopa de los labios con la servilleta que había preparado para él.
             Sonreí ligeramente.
             —Siento haber estropeado la comida —Cassian negó rápidamente y tomó ambos cuencos.
             Observé atónita cómo los devolvía a la olla y vertía más agua en ella.
             —El único problema que tiene es que está muy salada —Puso una taza más de agua y comenzó a  remover —Si le añades más agua puedes tratar de resolverlo.
             —¿Así de fácil? —Pregunté mientras lo veía revolver bien el caldo.
             Él asintió sonriente.
              —Así de fácil.
              No pude evitar sentirme algo estúpida. Ni siquiera lo había pensado, mucho menos había tratado de probarlo yo misma antes de dárselo.
               —Se nota que ninguno de los dos erais muy aficionados a la cocina de niños —Bromeó mientras encendía de nuevo el fuego para calentar la nueva andanada de agua —¿Cúal era el plato estrella de tu hermano? ¡No puedo recordarlo y eso que, lo hace en todas las ocasiones especiales!
                Un viejo hilo brotó de la grieta en el muro que aún bloqueaba  mis recuerdos. No era muy definido pero podía percibir una simple imagen borrosa. Rhys sosteniendo un gran pastel de chocolate medio derretido y con pepitas de colores por todas aportes.
                  —El arcoiris...—Murmuré más para mi misma que para Cassian.
                  —¡Eso es! —Afirmó mientras estallaba a carcajadas —¡El arcoiris! Dios, la primera vez que Feyre lo probó casi vomita en la alfombra.
                   Apenas era un recuerdo difuso. Nuestra madre también estaba en él, ambos coreaban mi nombre mientras que alguien más me invitaba a apagar las velas sobre el horrible pastel. Era una voz femenina y chillona, pero reconocible. Mor.  Morrigan también estaba en ese viejo recuerdo.
                   —Lo hizo por primera vez en mi cumpleaños número seis —Un ligero dolor penetró en mis sienes y tuve que cerrar los ojos hasta que este se difumina ligeramente —No puedo recordarlo mucho.
                   —¿Es doloroso? —Levanté la mirada con el ceño fruncido.
                   Cassian se había acercado de nuevo, y esta vez solo nos separaba un simple paso de mi.
                   —A veces —Respondí con sinceridad —Si me fuerzo a tratar de seguir el hilo que surja.
                   Durante un segundo no dijo nada, pero cuando el caldo a su espalda se escuchó burbujear y se dio la vuelta, lo oí murmurar.
                    —No lo hagas entonces.
                    —¿Qué? —Pregunté confusa.
                    —No te fuerces a recordar nada —Volvió a darse la vuelta después de apagar el fuego —No recuerdes nada si hace falta, pero no te hagas daño a ti misma.
                    Una risa nerviosa subió por mi garganta.
                    —No es tan sencillo —Protesté —No creo que ninguno podáis entender lo que es no saber quién eres. Incluso cuando todos sabemos quién soy, la relación que tengo con Rhys...No es tan fácil.
                    —Tu hermano puede contarte todo lo que necesites —Volvió a sentarse y esta vez su mano cruzó la mesa, aunque no llegó a tomar la mía —Puede incluso mostrarte los recuerdos de su propia memoria, puede tambié...
                    —No lo entiendes Cassian —Lo corté rápidamente.
                    —Simplemente quiero evitarte el dolor que esos recuerdos puedan suponer —Sonreí y mis dedos rozaron los suyos.
                    Supongo que era inevitable no sentir como el corazón se me aceleraba cuando decía cosas como esas.
                    —Me va a doler de igual manera —Alcé los hombros —Si lo fuerzo será doloroso pero si me niego a tratar de averiguar qué pasó conmigo, que es lo que viví simplemente voy a mantener para siempre ese vacío que no me deja respirar.
                    —¿Y por qué necesitas llenarlo con recuerdos que pueden herirte? —Volvió a responder —¿Por qué no llenarlo de nuevos recuerdos?
                    Suspiré y me dejé caer contra el respaldo de la silla.
                     —Porque lo quiera o no, han sido trescientos años Cassian —Mordí el interior de mi mejilla —Desaparecí siendo una niña y quiera o no, ahora soy una adulta. Y sé que pasaron cosas importantes en ese tiempo, sé que hice cosas que me dan miedo recordar —Me enderecé y clavé mi mirada sobre la suya —Si soy un monstruo...
                      —No lo eres —Cortó en seco —No eres un monstruo Vyneea.
                      —Pero mis recuerdos...
                      —No lo eres —Volvió a insistir —Da igual lo que hicieras en el pasado, si no puedes recordarlo significa que seguramente no estabas en tus sentidos. Que no eras tú.
                      —No lo sabes —Protesté.
                      —Y tú tampoco  —Repuso —Y no voy a dejar que te culpes por algo que quizás no podías controlar.
                      Cassian cortó la distancia rápidamente, su mano se extendió sobre la mesa y tomó plaza mía que aún sujetaba la cuchara.
                       Mis ojos fueron rápidamente al gesto y no pude evitar tragar saliva para deshacerme del nudo de garganta que poco a poco cerraba el paso del aire.
                       Él estaba tan cerca...
                       Su pulgar trazó suaves caricias sobre el dorso de mi mano.
                       —El lazo es una cosa curiosa —Los ojos de Cassian también habían descendido hasta nuestras manos, a ese pequeño contacto —Puedo percibir todo lo que sientes, incluso cuando no trato de hacerlo.
                        Mis ojos se abrieron casi con horror.
                        —¿Todo? —Cassian asintió con una media sonrisa dibujada en sus labios.
                        —No lo hago queriendo —Volvió a recalcar —Simplemente está ahí,  ojo un susurro lejano, un eco.
                        —¿Qué sientes ahora? —Cuestioné demandante.
                        Cassian levantó la mirada y ambos nos observamos en silencio. Y si el lazo le dio la respuesta o fue mi expresión, ninguno de los dos mentía.
                         —Confusión —Respondió en un susurro antes de volver a agachar la mirada —Y nervios. No estás muy segura de qué sentir.
                         Me fue imposible no sonreír con el nerviosismo que él había advertido. ¿Cómo era todo eso posible? ¿Cómo podía saber él mejor que yo lo que estaba sintiendo? Suspiré y me deslicé contra el respaldo cuando un calambre asedió mi abdomen.
                         Gruñí ligeramente y cerré los ojos hasta que la punzada desapareció de nuevo.
                         —Y eso es dolor —Bufé y manoteé su mano haciéndolo reír.
                         —¿Por qué yo no puedo percibirlo? —Era inevitable no sentir algún tipo de frustración —¿Por qué yo no te siento de la misma forma?
                         Cassian sonrió con tristeza.
                         —Supongo que es porque aún no has aceptado el lazo. Aún no has decidido ser mi compañera.
                         La realización de lo que eso suponía me hizo quedarme clavada en mi lugar.
                          Si esa era la razón por la que yo no podía sentirlo significaba que en algún momento u otro, él sí había aceptado el lazo. Que no eran solo palabras de aliento, que realmente había elegido entre Nesta y yo, y había ganado. Yo había ganado esa decisión.
                          Era inevitable no sentirme asustada. Confundida por ese resultado.
                          Cassian había conocido a Nesta por mucho más tiempo del que me había conocido a mi, ambos se habían amado intensamente desde el momento en que se habían visto. Entonces, ¿Cómo podía haber acabado con todo eso? ¿Realmente lo que el lazo le transmitía era tan fuerte como para dejarlo todo?
                           De un momento a otro el pequeño espacio que ocupaba mi cuerpo entre en uno y la mesa se sintió demasiado claustrofóbico.
                           Me empujé hacia atrás y me levanté rápidamente sintiendo como el movimiento trasladaba un pequeño mañero del que me obligué a recuperarme rápidamente.
                           —¿Vyn? —Preguntó con notable preocupación mientras se ponía en pie.
                           —No...—Cerré los ojos esperando que el mundo dejara de darme vueltas —No me llames así, no tú...
                           Aquel mote se sentía demasiado íntimo en ese momento.
                          Retrocedí. La cabaña se sentía demasiado pequeña, no había aire ni podía respirar.
                         ¿Cómo había podido acabar con una relación como la suya? ¡Ambos habían estado apunto de morir juntos durante la  guerra! ¿Cómo algo como yo podía borrar eso?
                          —Estás sintiendo muchas cosas a la vez —Había miedo en su voz. Sus brazos trataron de alcanzarme pero di un paso hacia atrás —Vyneea necesitas calmarte por favor, no puedo seguirte.
                         Me giré rápidamente y sin importarme si estaba descalza o no corrí hacia la puerta. Me iba a hogar si seguía allí dentro.
                        Cassian gritó a mi espalda pero ignoré por completo su llamado.
                        Corrí sobre la tierra húmeda y respiré profundamente el aire del exterior, el aroma a pino, resquicios de nieve y lluvía liberó mi garganta e inundó mis pulmones con fuerza.
                        —¡Vynnea! —Me di la vuelta observando a Cassian.
                        De alguna manera había corrido mucho más de lo que esperaba y ambos estábamos en medio del claro donde se alzaba la cabaña. Tampoco me había dado cuenta de que el aroma a lluvía no era una advertencia si no que en efecto estaba lloviendo y el agua comenzaba a empaparnos a los dos.
                       —¿Cómo? —Sollocé —¿Cómo puedes dejar todo eso atrás?
                       —No sé a qué te refieres —Dijo dando un paso al frente. Su gesto obviamente confundido y preocupado —No entiendo qué está pasando.
                       —¿Cómo puedes elegirme a mí? —Grité sobre el ruido amenazante de la tormenta que minuto a minuto se avecinaba sobre nosotros —¿Cómo puedes olvidar a Nesta? ¿Cómo puedes dejar de amarla tan rápidamente?
                      La noche era tan oscura que apenas podía ver su figura gracias a la luz a su espalda que provenía de la cabaña.  Podía ver todas y cada una de las cicatrices en sus las gracias a aquellos rayos de luz.
                     —No he olvidado nada —Respondió dando otro paso al frente, yo en su lugar retrocedí, manteniendo nuestra distancia —No he dejado nada de eso atrás.
                     Apreté mis puños con fuerza y mordí el interior de mis labios.
                     —¿Y entonces por qué? ¿Por qué me eliges a mí?
                     —Porque te amo —Definitivamente sonaba dolido, como si mi confusión fuera un puñal hundiéndose en su espalda —Porque eres mi compañera.
                     —¡NO ME SIRVE! —Y era cierto —¡NO ENTIENDO PORQUE ELEGIRME A MI!—Grité sobre el sonido de un trueno lejano —¿Por qué dejarías de amarla a ella para amarme a mi?
                     —¡Porque no estoy haciendo nada de eso! ¡Aún amo a Nesta! —El pelo comenzó a pegarse a su rostro a causa de la lluvia —¡El corazón no olvida tan fácilmente Vyneea! ¡Pero estoy tratando de hacerte entender que te elijo a ti!
Di otro paso hacia atrás, los pies se me hundieron en el barro, la camisa y las vendas se me pegaron a la piel con el agua helada  el frío envió un escalofrío por toda mi columna.
                     —¿Pero por qué? ¿Por qué me escogerías a mi? ¿Por qué esperarías por mi? —Las palabras salieron ahogadas de mi garganta a causa del torrente de emociones y lágrimas que me asediaban —¡No lo entiendo¡
                      —¡Porque no sobreviviría sin tí, maldita sea! —Bramó con fuerza sobre el sonido de la lluvia —¡Porque desde el primer momento en que puse mis ojos sobre ti supe que no sería capaz de luchar! Que no sería capaz de alejarme...—Sus ojos penetraban los míos. Brillaba una llama abrasadora que no había conocido antes —Que no sería capaz de negarte...lo intenté —. Alzó los brazos en forma de derrota, sus alas cayeron con su propio peso en su espalda, casi rozando el suelo —Y no pude contra ello.
                     Mis rodillas temblaron y sentí el dolor estallar en mi labio inferior ante la presión de mis dientes.
                     —Te elijo a ti porque eres lo que necesito para respirar —Dio un paso al frente, yo no retrocedí —Porque desde el momento en que nací, mi única misión ha sido encontrarte —Siguió avanzando —Porqué quiero elegirme a tí y esa es lo único que realmente importa.
                     Y es que no había palabras, no había lenguas suficientes en el universo para expresar lo que él despertaba en mí, lo que me hacía sentir con solo estar ahí de pie. Mirándome como nunca nadie lo había hecho.
                     No había nada en esta vida que pudiera reemplazar lo que eso me hacía sentir tan...completa.
                     Porque incluso si no lo deseaba, si me obligaba a mantener las distancias...era inútil.
                     Cassian dio un último paso y quedó frente a mí. Agaché la mirada y sentí el sabor salado de las lágrimas colarse en mis labios.
                     —Tengo miedo —Murmuré secando mis mejillas con el propio dorso de mi mano.
                     —Lo sé —Respondió suavemente mientras sus dedos tomaban mi mentón y lo alzaban lentamente —Y estoy tratando de hacerlo lo mejor que puedo pero, no me rechaces...Por favor.
                    Cassian envolvió sus brazos a mi alrededor y yo no tardé en aferrarme con fuerza a él.
                    Estaba aterrada de abrir esa parte de mi, de dejarlo entrar por completo. Aterrorizada de las consecuencias que eso podría traer consigo.
                    ¿Nesta realmente no me odiaría? ¿Y qué pasaría con toda la mentira de Eris? ¿Nerón actuaría contra Cassian?
                    ¿Y mi pasado? Aún estaba presente aquél recuerdo de mi, de la sangre, los gritos y el horror.
                   ¿Seguiría amándome una vez descubriera la verdad?
                    —Te necesito —Sollocé. Infra su pecho —Te necesito pero tengo miedo de aceptar todo esto.
                    Sus dedos se enredaron en los mechones empapados de mi cabello. Sus dedos se mojaron con agua rojiza producida por el tinte aún en él.
                    —Sea donde sea que te encuentres ese es mi lugar —Se separó únicamente lo suficiente como para poder tomar mi rostro en sus manos —El aire que respiras es el aire que necesito —Su pulgar acarició mi mejilla y me hundí contra ese contacto por completo —Eres mi compañera y prometo protegerte de todo y todos.
                    —No puedes prometerme eso —El puchero en mi Beto comenzaba a ser doloroso —No cuando lo que más temo es que te alejes de mí. De que todo esto solo sea temporal. De que te arrepientas.
                    Las llamas vivas en sus ojos se hicieron más intensas, y cobraron vida casi amenazando con salir de él.
                    Ambas de sus manos se tensaron sobre mi rostro y su frente se pegó a la mia. Su cálido aliento golpeaba mi mentón.
                    —Lo juraré —El aire quedó atrapado en mis pulmones —Lo haré si eso hace que me des una oportunidad.
                    —Cassian...
                    —Te amaré hasta que mi cuerpo pierda la batalla contra el tiempo —Sus ojos ardían con la fuerza de mil soles, con la intensidad de mil hogueras —Hasta que mi alma se pierda en las sendas del más allá y sea olvidado en la historia.
                     —Cassian...—Mis dedos se hundieron en la tela de su camisa y se hicieron puños.
—Seré tuyo para siempre, Vyneea. Lo juro.
                     Entre abrí los labios para soltar un suspiro pero fui interrumpida cuando sus labios se posaron sobre los míos, y entonces, el mundo estalló a mi alrededor.



Una Corte De Sombras Y Sangre© [CASSIAN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora