Capítulo 40: El Vínculo

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Daniel's POV

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Daniel's POV

—¿Los villanos?

El Mason del pasado estaba atónito, sus ojos parecían incrédulos de lo que veían ante él. Un Daniel desesperado y aterrorizado, sus manos hechas puños, su respiración acelerada y sus ojos enrojecidos por las lágrimas mezcladas con el agua de la lluvia. Las ropas de ambos chicos estaban empapadas, sus cabellos cubriendo sus frentes.

—¿Daniel de qué estás hablando? —Mason apretó sus labios por un segundo—. No te entiendo.

—Confía en mí.

Mason se detuvo de nuevo, cuando estaba a punto de comenzar a acercarse.

—¿Cómo?

—Confía en mí, Mason—repitió aquel Daniel, firme—. Por favor.

El cielo se iluminó por un rayo entre las nubes, seguido de un trueno tan fuerte que hizo que yo diera un respingo.

—Está bien—habló el otro Mason nuevamente—. Dices que las Sombras son los villanos, entonces así es, pero por favor explícamelo.

Daniel asintió un par de veces con la cabeza. Aunque la tormenta sacudía los árboles y cada vez se oían más truenos, entre ellos comenzó a emerger una extraña calma.

—No puedo decirte lo que él me dijo, pero tienes que creerme cuando te digo que las Sombras no pueden saberlo, sería demasiado peligroso—le dice el otro yo—. Tienes que entenderme.

—¡¿Entonces se supone que solo observe como te matas por las Sombras?!—grita Mason—. ¡Después de quedarme viendo como por culpa de ellos has tenido pesadillas y has visto cosas horribles, ¿Ahora tengo que ver cómo mueres?!

—¡No importa lo que me pase a mí, Mason! —gritó en respuesta—. ¡Hago esto porque quiero protegerte!

—¡¿Y yo no puedo hacer lo mismo?!

—¡No quiero que mueras! —lo gritó tan fuerte, que se escuchó como su garganta se lastimaba.

El otro Daniel respiraba agitadamente cuando volvió a hablar:

—Eres mi mejor amigo.

Mi cuerpo entero se sintió helado al escuchar aquellas palabras proviniendo de mi propia boca, de una versión mía del pasado que no recordaba. Alguien que ni siquiera conocía.

Pero al final de cuentas era yo y nadie más. Era yo quien estaba desbordando lágrimas, quien tenía rasguños en los brazos y la camisa empapada por la lluvia. Era yo quien miraba al chico frente a él con desesperación e impotencia.

Era yo quien acababa de llamar mejor amigo a Mason Mathews.

Volteé a mi derecha, y allí recargado en la torre de comunicaciones, dándole la espalda a la escena, estaba el actual Mason, aquel al que no recordaba.

Marcado En Las SombrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora