Después de ser atormentado por horribles pesadillas durante toda tu vida, no podría ocurrir nada más que arruinara tu existencia. O al menos eso era lo que Daniel creía. Y es que eso es lo que pensaría cualquier estudiante de Mellow University.
Pero...
💙Nota de la Autora: Doom comenzó a teñirse el cabello de rosa a los 20 años, pero su color de cabello natural es negro, es por eso que en el capítulo anterior y en este, cuando es un niño o adolescente pongo que su cabello es negro.
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Doom's POV
Esa misma tarde fui expulsado de la academia, y tuve que esperar a que comenzara el siguiente periodo para poder asistir a una nueva. Aun así, me disculpé sinceramente con Kai.
Sabía que era lo correcto, él había sido un idiota, sí, pero lo que yo hice pudo haberlo matado, así que le pedí perdón por eso y por haber hecho que se cagara en los pantalones.
Me gustaría decir que las cosas entre nosotros mejoraron, pero fue todo lo contrario. De vez en cuando me lo encontraba en la biblioteca o cerca de la heladería y él siempre trataba de discutir conmigo. Sus burlas se habían transformado en comentarios de desprecio, algunos un poco más creativos que otros, aunque de todas formas yo siempre lo mandé al diablo, y no volví a recurrir a la violencia.
Durante mis meses de tiempo libre de la escuela, me dediqué a aprender nuevos hechizos, y para cuando entré a una nueva academia, los rumores habían llegado antes que yo.
Había pasado de ser "El fracasado Doom Daster" al "Pretencioso Doom Daster". Pero si antes no dejaba que las burlas me desmotivaran, mucho menos les daría importancia a comentarios de odio. Pronto empezaron a correr rumores de que había hecho algún pacto con el diablo, que mi magia había sido otorgada por alguien más o que en realidad era descendiente de un poderoso hechicero.
"¿Que alguien me había dado mis poderes? Sí, claro". Era lo que pensaba cada vez que miraba los estantes de libros en mi guarida privada.
Cada vez que aprendía algo nuevo, yo lo veía como la posibilidad de sacar otras cien cosas que aprender de eso mismo. Siempre se podía hacer más, siempre se podía lograr más, llegar más allá, cruzar los límites de la magia. No era para demostrárselo a nadie, yo quería ser un gran y poderoso hechicero, solo por mí y nadie más.
—¿Podré llegar a ser el mejor hechicero algún día? —dije, girando en mi silla—. Si lo hago, ¿Los demás dejarán de decir tonterías?
En realidad, no importaba mucho, pero admito que la idea de ser "El mejor hechicero" fue bastante tentadora, así que cedí rápidamente.
Sin embargo, las cosas no mejoraron.
Aun cuando nunca le hice caso a todos esos chismes, al comenzar la preparatoria volví a tener clases con Kai, y como supuse que pasaría, las cosas entre él y yo empeoraron aún más. Nunca nos enfrentamos cara a cara, pero siempre trataba de demostrar que era mejor que yo.
Lamentablemente para él, no era así, y esa era la razón por la que me odiaba.
Nunca presumí mi dominio de la magia, en la escuela solo mostraba los hechizos que los profesores pedían, no era mi culpa que siempre lo hiciese excelente. ¿Como se atrevía a criticarme Kai? Él no tenía idea de lo mucho que me costaba dominar cada hechizo.
