Capítulo 33: Los testigos

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Daniel's POV

—¡¿QUÉ?!

Mason y yo gritamos al mismo tiempo, mirando atónitos hacia el chico de cabello rosa que lleva ambas manos esposadas. Éste a diferencia de nosotros, está de pie esbozando una sonrisa llena de inocencia, pero lo más extraño es que no parece estar fingiéndola, cualquiera que lo mirara diría que esa es una sonrisa genuina de alguien que jamás ha cometido ningún mal.

—¿Testigos?, ¿Mason de qué está hablando? —todos escucharon como se me salió un gallo al hablar mientras me volvía hacia Mason.

—¡Ni puta idea!

—¡Muy bien, entonces llévenselos a ellos también! —demanda el hombre de la capa, dirigiéndonos una mirada mordaz.

—¡Esperen, ¿Qué?!—chillo—. ¡¿Llevarnos, a dónde?!

Los hechiceros solo parecen escuchar lo que sale de la boca del hombre barbudo, ya que, a pesar de nuestros gritos, cuatro hechiceros se acercan a nosotros para obligarnos a ponernos a movernos.

¡¿Qué mierda está pasando?!

—No intentes hacer nada, Mason—habla Doom de pronto—. No les harán daño.

Sí, no me convence tanto cuando dos hechiceros me están reteniendo de los brazos y me miran como si les diera asco.

Miro a Mason, que está ya en posición de ataque, pero después de analizar la expresión calmada de Doom, sus hombros bajan lentamente.

Otros dos hechiceros se acercan a nosotros, uno de ellos toma mis manos y cuando vuelve a alejarse, veo como comienzan a aparecer dos esferas de cristal sobre ellas.

—¿Qué? —trato de alejar mis manos, pero a estas las mantiene unidas una fuerza invisible hasta que quedan completamente inmovilizadas por las dos esferas de cristal, se tratan de las mismas esposas que le pusieron a Doom.

—Mierda—murmura Mason a mi lado, a él también le pusieron las esferas de cristal.

—¿Qué son estas? —pregunto, mirando a lo que yo catalogué como esposas.

—Son esposas antimagia, impiden que los hechiceros puedan usar sus poderes—responde Mason—. Aunque a nosotros dos solo nos las pusieron para esposarnos ¡Como si fuéramos criminales! —fue elevando su volumen de voz conforme hablaba.

Los hechiceros que nos colocaron las esposas se alejan y el barbudo da un paso al frente.

—Todos vendrán con nosotros—eleva la mano—. ¡Abran el portal, ahora!

Un hechicero cuyo rostro yace oculto por su capucha, saca su mano del interior de su capa y señala hacia la nada. Un segundo después, una mancha se expande a partir de un punto, y a través de esa mancha se puede ver un largo pasillo alfombrado de terciopelo rojo.

—¿Qué lugar es ese? —pregunto nervioso.

Doom no se espera a que los hechiceros le sujeten los brazos y rápidamente avanza hacia el portal, poniendo primero uno de sus tenis de plataforma sobre la alfombra y dando solo unos cuantos pasos antes de mirar por encima de sus hombros. Los hechiceros ya están entrando para retenerlo a pesar de que no esté haciendo nada cuando siento que me empujan y entre tropezones, termino del otro lado del portal con mi hombro apoyado en Mason para no caerme.

—¡Ahora mismo están pisando el suelo del Gran Castillo del Hechicero!

El hombre barbudo mete la mano en el interior de su capa y saca un auténtico báculo de hechicero. Y no puedo evitar dejar salir un atontado "Woah" cuando lo alza y golpea el suelo con él, dejando salir destellos y provocando un estruendo en todo el pasillo.

Marcado En Las SombrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora