Capítulo 0: La Marca

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"Estás Marcado".

Que te hayan dicho algo durante toda tu vida no significa que entiendas verdaderamente su significado.

Sin llevar una cuenta de los intentos, mi cabeza trata de buscar de nuevo alguna definición, un fin a esta tortura. Pero no hay nada, ni una respuesta, ni siquiera una pista.

Así que como siempre, lo único que termino haciendo, es gritar, junto al constante ruido de la alarma de mi celular.

—¡BASTA!—apenas termino de emitir una palabra, mi boca ya está cubierta por una de mis sudorosas manos.

Mi visión es borrosa al principio, pero voy diferenciando las formas de los objetos de mi cuarto conforme mi respiración se apacigua. Me toma un tiempo, como siempre, entender que estoy despierto.

—Ya desperté, desperté—me repito unas cuantas veces, cuando estoy seguro de que puedo hablar en voz baja.

Miro hacia la puerta de mi habitación, esperando no haber despertado a mi hermano mayor con mi escándalo. La sigo mirando a la vez que abrazo mis piernas y cubro mi cabeza mientras me tranquilizo.

Ahora solo me rodea el silencio de la noche, algunos grillos tocando su música y las ramas del arbol golpeteando el marco de mi ventana abierta de vez en cuando, el viento entrando por allí.

—¿Qué hora es?—murmuro, estirando mi mano hacia mi mesa de noche—. Cuatro y cuarto de la mañana.

Así que me tomó sólo quince minutos calmarme esta vez, no es algo de lo que esté orgulloso, pues se supone que ya debería estar acostumbrado, pero por alguna razón las pesadillas han empeorado últimamente.

Pero hay algo que nunca falta: La voz femenina en mi cabeza que siempre repite las mismas palabras...

«Estás Marcado».

La imagen distorsionada de su rostro aún divaga por mi mente, alertando a los rincones más remotos de ella, tratando de averiguar quién es esta chica.

Cabellera rubia, es lo que alcanzo a ver, y lo que más resalta de su rostro, es su mirada perdida: Sus ojos grises.

De pequeño me obligué a creer que algún día pararía, que era sólo cuestion de crecer y madurar. Pensar que la mayoría de recuerdos que tengo de mis padres fallecidos son sus rostros preocupados y las noches en vela buscando un especialista para mí.

Podría catalogarse como un trauma, siempre he tratado de que no afecte en mi vida diaria, yo mismo me he encargado de eso... Aunque no siempre lo logro. Me determiné a no dejar que los sueños dañaran mi mente, decidí que... Si las pesadillas no se iban, entonces tenía que aprender a vivir con ellas.

Después de todo... Estar despierto es mucho mejor que estar dentro de una.

Mi último recurso es la distracción, pensar en alguna otra cosa hasta que se oculte el sol.

Así que distraerme es lo que haré justo ahora.

Cierro la llave del grifo y salgo del baño para mirar las alarmas en mi teléfono. Deslizo mi dedo sobre la pantalla para revisarlas todas, tres alarmas por cada dos horas durante todo el día, para evitar que esté mucho tiempo dormido.

Porque solo puedo escapar si me despierto.

Tomo mi mochila y verifico que estén adentro mis cuadernos de dibujo para salir de mi habitación. Camino a paso lento y sigiloso, con cuidado de que mi hermano mayor no escuche el ruido de mis pisadas.

Sé muy bien lo que me diría.

«¿Pero quién te ha dicho que puedes pasearte por la casa a las cuatro de la madrugada?».

Lo peor es que yo no podría simplemente decir "Lo lamento Tobías, es sólo que no quiero dormir más". Obviamente, Tobías no me dejaría ir tan fácil. En lugar de eso, se preocuparía o en el mejor de los casos, si lo agarro de buen humor él se aprovecharía de la situación y empezaría a molestarme con alguna estupidez de que intentaba escaparme con una chica a escondidas. Algo que solo diría en broma ya que es jodidamente imposible en esta realidad.

Logro salir de la casa sin despertarlo y cierro la puerta detrás de mí. Paso la mochila por encima de mi hombro y guardo mi celular en el bolsillo de mi sudadera.

En Mellow Ville, la ciudad donde vivo, sale el sol máximo dos veces al año, un lugar perfecto para las personas que detestan broncearse. Además, aunque no llueva todos los días siempre está húmedo y nublado, aquí casi todo es verde, café y gris. Podría hacer una bandera con esos colores y colocarla en la entrada de la Isla. Aunque dudo que se pueda notar con tanta maleza.

Entre los habitantes en Mellow Ville compartímos una broma privada llamándole "Isla" a nuestra querida ciudad, ya que en lugar de estar rodeada de agua, la rodea un enorme bosque de al menos diez veces el tamaño de la ciudad entera.

Me encamino hacia el prado en el bosque, junto al pequeño lago, el único lugar en dónde puedo estar solo.

Sé que debería darme miedo caminar por el bosque sólo en la madrugada, pero he venido tantas veces a esta hora que ya ni siquiera noto la ausencia de luz, diría que incluso he desarrollado una especie de visión nocturna. Y es que de hecho...la oscuridad de este bosque se siente bastante acogedora.

Si le contara eso a mi hermano de seguro lo asustaría.

Cuando he llegado al lago, me recuesto en un árbol y observo con atención el manzano a pocos metros de mí. Justo en la rama más alta, se puede apreciar un enorme búho. Este me mira inexpresivo, puedo apostar que su ulular va dejando su eco por el bosque.

Dejo mi mochila y saco mi libreta de dibujo. Comienzo a trazar la forma del búho, para después seguir con los detalles de éste.

Al menos el búho y yo tenemos algo en común.

—Ambos preferimos estar despiertos por la noche—digo a la nada.

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Hoy hay doble actualización!
Continúa leyendo el Capítulo 1🖤

Marcado En Las SombrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora