0020 > Escopeta

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Se encerró en un baño a llorar, su cuerpo estaba lleno de heridas y moretones.
Tenía sus ojos cristalinos, su nariz estaba roja de tanto llorar y sus piernas temblaban de miedo. No podía levantarse, sus caderas dolían y sus cinturas estaban rasguñadas.

Quería que alguien vea esto.

Quería que alguien lo patee y lo lleve la infierno antes de que algo pero suceda en este momento.

El peli azul verdoso lloraba descontrolado, sus mejillas repletas de lágrimas y mordidas. No podía aguantar las ganas de ver a su familia nuevamente y seguir estando con ella hasta encontrar un trabajo que de verdad valga la pena, siempre era lo mismo, siempre lo mismo y, apenas tenía 15. Quería que este infierno termine y vaya a un lugar mejor, no sabía porque no había muerto cuando Reborn le había hecho eso.

— ¿Ollie? ¿Ya sales? — dijo una chica tocando la puerta con los nudillos de sus dedos.

Ollie se levantó apurado de la taza del baño y se lavo la cara, se miró al espejo, sus manos a cada lado de el lavamanos. Podía quebrarse en mil pedazos al verse de esa manera tan asquerosa y repugnante.

— Ya salgo, Biyin. — dijo el peli azul verdoso, miro sus pies y apreto sus labios evitando seguir llorando.

No podía caminar, no podía lograr hacerlo. Las penas y los llantos eran las lágrimas que salían de sus ojos, podría ser simplemente cosa del pasado, pero esto ya no podía evitarlo. Llorar era su hogar, los llantos eran las extremidades que utilizaba para lograr levantarse de el piso en dónde estaba.
Podia morirse ahora mismo, agarrando coraje, salió del baño viendo a Biyin a los ojos.

— ¡Oh, Dios mío Ollie! ¿¡Que te ha pasado, tío!? — dijo la rubia sosteniendo las mejillas del menor mientras Ollie rompía en llantos nuevamente.

Sus ojos ya no aguantaban, sus pestañas estaban duras de tantas lágrimas.
Quería beber y morirse.

— Siempre acabo mal, y me quiero matar. — abrazo a Biyin mojado la ropa de la chica con sus lágrimas.

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Juan escondió sus dedos en sus hebras castañas al ver lo que Spreen le había mandado a Reborn.

— ¿Que mierda haz hecho, animal? — dijo Juan regañando a Spreen de manera grotesca.

— ¿Que tiene, amor? Total, ya no están juntos. — Juan levantó su mirada hasta el rostro de Spreen viendo sus labios.

— ¿Que? — dijo Juan, confundido con lo que dijo Spreen.

Apretó y jalo sus mechones castaños con sus delgados dedos que se perdían en su cabeza.
Apretaba sus labios y cerraba los ojos de golpe al sentir como su estómago daba vueltas teniendo ganas de vomitar, quería hacerlo.
Se levantó rápidamente de la silla de terciopelo y corrió al baño arrodillándose ante el inodoro empezando a vomitar.

Sentía sus manos débiles y temblando de la rabia.

Tenía la sensación de que alguien la estaba pasando mal, sus instintos le decían que alguien la estaba pasando mal en este momento.

Se dirigió al lavamanos y se lavo la cara tirándose el agua a la cara, se miró al espejo.

— Mamá ¿Alguien la está pasando mal? ¿El había hecho algo parecido a lo que yo hice en este momento? ¿Ese alguien. . .? —

- ˗ˋ୨LA OFICINA୧ˊ˗ -Donde viven las historias. Descúbrelo ahora