0012 > Tóxico Oso

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Juan tenía un puño hecho con la camisa de Spreen, sentía rabia, pero no sabía que esperar más de el chico
Sus labios habían sido su adicción desde el primer momento en que los sintió chocando con los suyos, la danza coordinada de ambos, sus erecciones rozando mientras más pasaban el tiempo juntos
Las respiraciones agitadas eran las que más se escuchaban, al menos si no contamos los besos húmedos gracias a la saliva que salía de sus lenguas de tanto tiempo estando así

Era algo tóxico, era adicto a ese sabor de café de los labios carnosos de Spreen
Era adicto a el, a sus preciosos labios que ponían a pasear lo por las mejores playas de sus pensamientos

Por lo menos tenía un poco de orgullo para decirle que lo odiaba, sin embargo, no solucionaba las cosas que Spreen tenía en mente cuando esas palabras salían de la boca de Juan

-¡Alejate de una vez! ¡Enfermo mental! -dijo después de separarse de esa prisión donde lo tenían, que para el, era una de las mejores-

-¿Por qué lo decís? Anteriormente decías que querías ma-

-¡Cállate si quieres seguir viendo mi cara! ¿No recuerdas que solo me quedaré por unos días?

-No necesito ver tu cara para pajearme -se burló Spreen-

Juan se sonrojo tanto que sabía que parecía un tomate ahora mismo
Sostuvo las mejillas de Spreen y le dió un corto beso en sus labios, al hacerlo solo desvío su mirada a otro lado, sus orejas estaban calientes y rojas, estar cerca a el solo lo ponía peor, sin idealizar o haciéndolo era una pequeña cara roja

-Cállate de una vez...solo, por hoy, mañana puedes, si quieres, hacerme lo que quieras

-¿Lo que yo quiera? -enarco una ceja, curioso por las palabras de Juan- ¿Estás dándome el permiso de todo tu cuerpo?

-Es exactamente lo que te estoy diciendo, pero me doy cuenta que hasta en indirectas eres un pendejo.

El castaño solo quería volver a sentir esas tibias manos pasar por su espalda, cada vez más curiosas de saber que hay más allá de ese frágil y lindo cuerpo
Sus ojos penetraban los suyos con temor a que le suceda algo, veía a el diablo pasar por su vista, besando sus labios, con extrema delicadeza y seguro de que lo que hacía estaba bien

Claro que estaba bien, disfrutaban sentirse calientes disfrutando de lo que uno daba y de lo que el otro le daba por recompensa

Acercaron poco a poco sus rostros, rozando sus labios, con seguridad, volvieron a darse un último beso para retirarse de ese lugar, pues no era nada privado que digamos

Juan rodeo la cintura de Spreen con sus piernas, el más alto lo sostuvo de sus glúteos poniéndolo contra la pared, haciendo que sea más cómodo hacerlo así

El más pequeño perdió sus dedos en las hebras castañas del más alto
Está vez, estaba sintiendose en el cielo, y eso que solo era con besos
Su erección comenzaba a notarse, tenía vergüenza, Spreen notaría esto y al final terminarían follando en la oficina

El más pequeño perdió sus dedos en las hebras castañas del más altoEstá vez, estaba sintiendose en el cielo, y eso que solo era con besosSu erección comenzaba a notarse, tenía vergüenza, Spreen notaría esto y al final terminarían follando en la of...

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