0029 > Desgracias y Amor

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Juan hablaba tranquilamente con Spreen en su oficina. Obviamente, el pelinegro había desarrollado ciertos gustos diferentes en Juan, cuando digo gustos era. . . Que el castaño siempre se siente en su regazo, o, que si iba a hablar con alguna persona primero tenía que ir con Spreen para dejar que lo muerda en el cuello, y, se quedaban abrazados por dos minutos aproximadamente hasta que Juan sintiera el olor de el perfume de hombre de Spreen su ropa y en su cuerpo.

Sus fosas nasales no olían otra cosa que no sea el perfume elegante de su amante.

- Hoy. . . Quiero que conozcas a mis viejos. - ladeó la cabeza con una sonrisa coqueta dibujada en sus blanquecinos labios, que, aunque sean de ese tono de color, eran como ir al paraíso para Juan. - ¿Te parece bien?

El castaño asintió con una sonrisa dibujada en sus labios carmesí. Aunque no se notará, estaba emocionado por recibir en su 'casa' a sus suegros, quería conocerlos y charlar sobre distintos temas, quería saber cómo era Spreen de pequeño, ¿Fue tierno? O ¿Siempre fue una pesadilla de criatura?

- Me parece bien recibir a personas que serían como mis padres. - entrelazó sus dedos, dedicándole una de las más alegres vistas a Spreen.

El pelinegro no hizo más palabras en su boca y le dió un beso en la mejilla a Juan, revolviendo el pelo castaño de el nombrado con su mano para dejar sus hebras castañas como un nido de pájaros.

- Boludito. -

- Pendejo imbécil idiota mal parido hijo de puta. - esa bonita sonrisa de ángeles que antes parecía inocente, cambio a una sonrisa que demostraba el horror de ser humano que podrían ser algunas personas.

- Yo también te amo, mi amor. -

- Mi amor mis pelotas. - rodó los ojos.

☆-------------☆

Pelusa descansaba tranquilamente en su camita para gatos, cómoda y muy blanda. Hasta que algo la despertó, levantándose en segundos de su territorio para ir a ver la puerta de su hogar de dónde había provenido el sonido, un hombre de piel canela y uno de ojos negros estaba frente a la puerta de cristal, el hombre de pelos marrones sonrió ante la presencia de Pelusa, agachándose para atraerla con el movimiento de sus manos. El de pelos azabaches no reaccionaba ante ella, aunque si sonreía levemente mientras veía a el contrario 'jugar' con la gata.

- Doblas. . . Deja ya de hacer payasadas. . . - posó su mano en el hombro de su esposo, llamando la atención de el nombrado.

La gata observó dos personas más detrás de los supuestos 'intrusos', viendo que era su dueño Spreen con su pareja Juan.

- Hola papá. - saludo DMC, abriendo la puerta de su casa al colocar el código en la puerta, dejando pasar a sus progenitores a su 'dulce hogar'.

- Hola, Spreen. . . ¿Quien es tu acompañante? - pregunto el pelimarron, curioso de saber quién era aquel castaño de gafas redondas con la que su hijo había venido.

El castaño saludo a los padres de Spreen, sacudiendo su mano en forma de saludarlos de forma educada.

- Soy Juan, ¿Ustedes son los padres de Spreen, verdad? - se presentó, incluyendo una pregunta con una respuesta ya tallada.

- Si. - se apuro a responder el azabache de ropa morada. - Soy Samuel, el es mi esposo Rubén Doblas, somos los padres adoptivos de Iván.

Juan sonrió, no sabía que hacer en estos momentos, aunque, si podía aceptar que los padres de Spreen eran bastante guapos, Samuel tenía buen cuerpo, incluso, más formado que el de Spreen, y, Rubén se parecía a un hombre que siempre salía a hacer ejercicio.

- ˗ˋ୨LA OFICINA୧ˊ˗ -Donde viven las historias. Descúbrelo ahora