0017 > "¡Te amo, Spreen!"

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(haremos cambios en la historia, no de la relación de Juan y Spreen, si no de como se escribe, gracias)
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Juan despertó abrazado de Spreen, sus mejillas directamente se ruborizaron al sentir el calor del chico de 22 años, tenía tanto tiempo sin abrazarlo y sentirlo ahora era como ir al paraíso.
Lo amaba, no podía mentir, sus ojos oscuros era lo que más amaba de Spreen.
Podía morirse en sus brazos, morirse de un beso de el, una mirada romántica suya.
De el se había envenenado, su olor a café cuando despertaba era su adicción, su droga, su vicio. ¿Acaso había otra cosa que decir? Juan gustaba de el y más de lo necesario en esto, probablemente dejaría todo morir y besaría a Spreen enfrente de todos para que se enteren de su amor por el menor.

- Juan. . . ¿Hace cuánto tiempo llevas mirándome fijamente? - el castaño miope se asustó al escuchar la voz del contrario, sus mejillas empezaban a tornarse de color carmín y sus orejas estaban rojas y calientes.

- Oh, buenos días, cariño. - sintió que era muy cursi decir eso, pero el silencio ganó, sabía que Spreen estaba sonrojado en este momento.

- ¿Quien sos? No sos Juan, Juan nunca diría. . . Eso. - el mayor rió entre dientes.

- Pues que lastima, soy Juan, Juan Guarnizo Cubito. -

Spreen se sonrojo al escuchar eso, se giró al otro lado de la cama mirando el lindo rostro del mayor, con una radiante sonrisa con su cara toda roja de lo que habia dicho. Juan enarcó una ceja por la mirada extrañada de el contrario.

- ¿Decidiste ser cursi? - preguntó.

- Si y tienes que acostumbrarte desde ahora en adelante, 'oso' pendejo. - bromeó Juan riendo nuevamente entre dientes, dejo de abrazar a Spreen para luego sentarse en el colchón de la cama y estrechar su brazo para sostener sus lentes que estaban en la mesita de luz.

Se colocó sus gafas redondas, Spreen veía a Juan como un niño embobado al ver un caramelo.
Sus ojos tonos color miel eran hermosos, sus labios rojizos con mordidas incluidas, era hermoso, Juan era hermoso de por si.
El mejor caramelo que había visto era el, le daba caries de tanta ternura que le proporcionaba el muchacho.

- Juan. - llamo la atención del mayor, el nombrado lo miro con una sonrisa.

- Dime, Sprite. - bromeó.

- Puedo. . . ¿Puedo abrazarte? -

- ¿Necesitas permiso para eso? -

Spreen sonrió y abrazo a Juan por la cintura restregando su mejilla por Juan.
Definitivamente este no era Juan, no era su Juanito terco y frío que había conocido, y agradecía que ya no lo fuera si no se sentiría despreciado por el castaño de gafas.

- Vos no sos mi Juanito terco y frío que conocí. - cerró sus ojos esperando una respuesta de parte de el contrario.

- Deja de decir eso, me haces pensar que no quieres que sea lo que estoy siendo ahora mismo. -

Su olor a café se impregnó en Juan, tanto que ahora podía volar por los aires al recibir tanto cariño de parte de Spreen.
¿Quien lo diría? Que de un chico tan hermoso, orgulloso de si mismo, frío, desinteresado y un tremendo asesino saldría un chico cariñoso y amable.
Juan acaricio el oscuro pelo del más alto, no negaría que le gustaban los chicos con pelos greñas, y Spreen, era uno de ellos.

Pasaron unos minutos así y Spreen se separó de Juan, mirándolo a los ojos, no era incómodo, era cómodo sentirlo cerca suyo.

- Te quiero, más de lo que debería de amarte. - sostuvo la mano de el castaño y le dió un tierno beso en esta, sonrojando al más bajo.

- ˗ˋ୨LA OFICINA୧ˊ˗ -Donde viven las historias. Descúbrelo ahora