0039 > Michelle

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— . . . ¿De que está hablado? — frunció las cejas con confusión.

— De que su hijo, Roier, fue encontrado en el ático de la casa del dueño de la empresa con la cual usted hacía dinero. — apoyo sus codos por su escritorio, su placa de policía brillaba bajo la luz de la sala de interrogación, haciendo que la fría sala de su toque de que todo estaba jodido.

— Yo nunca he participado en aquella empresa, no sé de qué está hablando. — rió el hombre de edad avanzada, el policía se inmutó a responder, levantándose de su asiento para atraer a un par de policías a la sala, uno de ellos, con esposas en una de sus manos, acercándose al hombre para sostenerlo de las muñecas y colocarle el objeto de metal alrededor de su piel arrugada. — ¡Yo nunca pude sacar provecho de mi hijo para sacar dinero!

— . . . Por eso haremos una investigación más profunda, por el momento, usted es de los principales sospechosos en el caso. — con su dedo, indico que se lo lleven, escuchando las súplicas de aquel hombre hasta que la habitación quedó en completo silencio.

Spreen seguía en su oficina, sus pies encima de su escritorio mientras escuchaba música clásica por un vinilo antiguo que le había regalado su padre antes de irse a Andorra

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Spreen seguía en su oficina, sus pies encima de su escritorio mientras escuchaba música clásica por un vinilo antiguo que le había regalado su padre antes de irse a Andorra. Hasta que aquel tranquilo momento había sido interrumpido por los golpes suaves provenientes del otro lado de la puerta de su espacio.

— Adelante. — dijo con voz ronca.

Aquella persona no era nada más ni nada menos que Juan, su enemigo, y casi casi que podría ser su futuro esposo, solo que la boda se iba a atrasar por problemas entre ellos y porque ahora iba a haber una investigación sobre lo que había pasado meses atrás en su casa. El castaño de piel lechosa se sentó enfrente de Spreen, mirándolo seriamente esperando que el inicie la conversación, pero eso nunca podría ser posible, si la persona que arruinaba todo, era justamente aquel pelinegro de piel pálida.

— ¿Por qué estás tan tranquilo, si sabes que en tu casa está yendo a cabo una investigación por el crimen que acabamos de cometer? — el pelinegro lo miro, frunciendo las cejas levemente.

— No empieces con tus boludeces, esos pelotudos de los oficiales nunca van a encontrarme. Y si lo hacen, mi duración en la cárcel será como mínimo 3 días. — dijo con orgullo, riendo bajo. Juan no soltó ni una risita pequeña, se quedó igual de serio y desesperado que antes.

— ¿Dices que te vale verga todo, y que lo primero que esperas es que vaya yo como tú escudo a defenderte? — hizo una pausa. — Después de todo, tu fuiste el culpable de que Roier haya tenido ese pasado tan oscuro junto a ti.

Spreen se levantó de su asiento, rodeando su escritorio acercándose al miope, posicionándose detrás de él, acariciando sus músculos por encima de la ropa de Juan, dibujando una respiración cerca de su cuello.

— Eres un mounstro para todos, Juan. Eres un mounstro para el mismísimo Satanás. — apretó su agarre por los antebrazos de Juan. — Juan. . . Juan. . . Juan. . . Eres un mounstro para todos. . .

Solto una risa ronca y malévola, haciendo que a él castaño se le ponga la piel de gallina, tragando saliva duramente con miedo. Todo su cuerpo se puso helado y sus ojos estaban buscando a dónde mirar más que la ventana directamente al vacío que estaba frente a él.

— . . . Déjame oír una palabra de ti. . . Eres un mounstro para el mismísimo infierno. . . ¿Tu también cortabas cabras a la mitad? ¿También eras como el diablo? — sonrió levemente.

Se alejó de Juan, poniéndose firme nuevamente.

— Retirate. No estoy soportando tener que estar junto a vos otra hora más como ayer. — suspiro profundamente, mirando a Juan, sus oscuros ojos solo pudieron visualizar al castaño todo asustado en su lugar, temblando de pies a cabeza como un niño asustado por un fantasma.

El no mostraba una sonrisa, pero en sus ojos se notaba lo perturbadora que podía ser su personalidad si se proponía a ganar la desconfianza de alguien para después atraerlo a él como si fuera un perrito asustado. Su táctica era básicamente alejarlos de su vida, y que después ellos vengan corriendo a él con intenciones de que lo ayuden. Bastante egoísta de su parte.

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N/T; ‘ . . . ’












Próximo capítulo: Lunes 22 de abril.

- ˗ˋ୨LA OFICINA୧ˊ˗ -Donde viven las historias. Descúbrelo ahora