0042 > Xena.

71 4 1
                                    

Un lindo niño había nacido de una hermosa madre a la cual todo el mundo le teme. Esa mujer era poderosa dentro de la nación, se le apoyaba “la reina” o incluso nombres más exagerados ya que nunca se supo de quién se trataba ni que podría llegar a engendrar a tal criatura tan tierna.
Pasaron los años y ese niño tuvo 5 años, su madre comenzó a cuidarlo como si pudiera ser capaz de saber el peligro que escondía el mundo real el cuál el niño no era consciente de ver.

Pasaron más años, ese niño tuvo 15 años, ya no dependía de su madre pero no tenía intenciones de dejarla de lado. Así que le obedecía a cada paso que ella daba sobre la casa, recordando que era el solamente el que dependía de ella y no su hermano ni su padre. Le parecía extraño, pero no anormal.

Un día antes de su cumpleaños, descubrió la sala de pociones de su madre, parecía una sala pequeña, más o menos como un cobertizo dentro del hogar. Caminando entre los libros y papeles tirados en el piso, pudo visualizar la alta silueta de una persona parecida a un humano, pero no era nada más que una ‘bestia’ a sus ojos. Su madre lo encontró indagando entre sus cosas antes de que haya visto la presencia dentro de una jaula atado de manos y pies. Por más peculiar que sea, el chico se dió cuenta de su error y fue a disculparse con su madre quien estaba frente a la puerta de su ‘laboratorio’

“ no fue mi intención, madre. ”

“ . . . Solo te diré una cosa, y espero la recuerdes ” haciendo una breve pausa antes de seguir hablándole. “ si algún día lo vuelves a ver fuera de esta casa. . . Nunca le hables, nunca le dirijas una sola mirada ni de reojo. . . ”

Su hijo la miro con algo de temor.

“ Juan, no confíes en los híbridos. ”

||| ── ⋅ ── ✩ ── ⋅ ──── ⋅ ── ✩ ── ⋅ ──── ⋅ ── ✩ ── ⋅ ─── |||

Despertándose de repente, sintiendo el enorme peso encima de el. Juan no recordaba nada de aquella mañana, pero solo podía saber que había tenido otra de sus famosas peleas con Spreen y que cualquier cosa lo haría enojar de ahora en adelante.

— ¿Que estás haciendo? — dijo con las cejas fruncidas, observando a Spreen quitarse la camisa enfrente de el, para decir verdades, quería pasar sus manos por la musculosa espalda de el pelinegro y arañarlo como si fuera un rascador para gatitas.

— Tengo calor, pelotudo. — respondió, con una voz enojada. Dirigiendole la mirada a Juan, enaeco una ceja al verlo sonrojado y algo distraído en su cuerpo. —gro  ¿Que miras?

— Nada.. solamente estoy pensando. —

— ¿Pensando que? —

— ¿Tu no piensas en nada? ¿O es que también eres una mente sucia como tú ex esposo? — ignorando sus pensamientos impuros sobre volver a follar con el pelinegro más alto.

El pelinegro sonrió levemente, acercándose a Juan, apoyando su mano contra el auto.

— No vuelvas a nombrar a Roier de esa manera, porque juro que volvería a Argentina solo para rematar su cuerpo. — sus ojos oscuros tenían las pupilas filosas, Juan trago saliva duramente, levantándose para mirar a Spreen con las cejas fruncidas.

¿Y que si lo hago? — enarco una ceja, sonriendo de manera desafiante. — ¿Vas a golpearme hasta tenerme inconsciente?

Spreen gruño, metiendolo a la fuerza al auto cerrando la puerta.

||| ── ⋅ ── ✩ ── ⋅ ──── ⋅ ── ✩ ── ⋅ ──── ⋅ ── ✩ ── ⋅ ─── |||

¡Suéltame! — hizo un puchero golpeándole a Spreen en la cara levemente sin llegar a causarle dolor.

— No lo haré. —

Desabotono la camisa de Juan, dejándolo con el torso desnudo. Por más que hayan pasado días desde que se habían bañado de manera decente, seguía oliendo tan bien, su suave piel nunca se descomponía por la suciedad del ambiente en dónde estaban.

Está mañana empezaba de manera muy divertida.

- ˗ˋ୨LA OFICINA୧ˊ˗ -Donde viven las historias. Descúbrelo ahora