0035 > Descubrimiento

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Alex estaba hablando con Juan, escuchando los problemas que había tenido después de todos esos problemas de sobreprotección por encima de él. El menor no lo respetaba, dejaba que su espacio personal fuera roto por él simplemente para no ser golpeado de la misma manera en la que lo hizo hoy. Esa bofetada le había dejado una marca roja en la mejilla que no tardaría en irse, aún así, el ardor era un insoportable infierno que no desearía haber sentido si no fuera por quedarse callado como muestra de obediencia. Alex se daba cuenta de esto, había pasado por algo así en su antiguo país junto a su ex esposo, así que... Era tiempo de terminar con el sufrimiento de su reflejo*    (N/T; refiriéndose a qué Juan estaba pasando por lo mismo que el paso)

Levantándose de su lugar, acariciando el mechón castaño de él miope, sonriéndole con amabilidad.

— Hablare con el Jefe, el probablemente me escuche, no importa cuánto le hables tu, a sido así desde... Ufff... Millones de años. — rió bajo.

— No quiero que te lastimes tu también, Quacks... — dijo, mirándolo con ojos cristalinos.

Alex rodó los ojos, si una vez lo hizo, la segunda lo iba a hacer, pero le daba igual, Spreen había escogido a Juan después de que el mismo le hubiera dicho que lo hiciera. Eso es muestra de que le hacía caso a las personas específicas.

— No te preocupes. No volverá a suceder. — dijo con tranquilidad.

Se apartó de Juan para ir a la oficina de su Jefe, tocando con los nudillos de sus dedos la puerta de roble, esperando una respuesta, está nunca llegó, abrió la puerta directamente sin esperar una buena respuesta por parte de su superior. El pelinegro más alto estaba sentado en su sillón junto a su secretaria, una linda mujer de bonito cuerpo. Alexis podía darse cuenta de lo peligroso que era probar su suerte a alguien que ya le había hecho daño, pero, Juan era alguien sensible a las parejas y dejar que esto vuelva a suceder con él, no era la mejor opción que podria tomar.
Spreen lo miro seriamente. Sus ojos perforaban los de su “agente” como si fuera su próxima víctima del día, le dió palmadas suaves en la espalda a la secretaria sacándola de la oficina.

— ¿Paso algo, Nevadas? — se acercó a su escritorio, pasando la yema de sus dedos por la mesa.

— Si, muchas cosas de las que deberían pasar. — responde con firmeza, sentándose enfrente de Spreen. — ¿No puedes controlar tus acciones, palabras y temperamento?

Spreen rodó los ojos, desinteresado del tema.

— ¿Vienes a defender a Juan? Acaso el necesita de la ayuda de alguien para defenderse... — se burló, sonriendo. — si vas a hablar de eso, te pido que-

Alex lo interrumpió, hablando en voz alta y demandante.

— ¿Crees que... Juan no puede hacerlo solo? — frunció las cejas. — El está llorando por un hombre que no sabe controlar lo que significa manos, no puedes simplemente demandar a alguien que no supo controlar sus palabras, el solamente se lo contó a una persona, nadie más lo sabe excepto su grupo de amigos, ¿Acaso quieres que esto? Todo esto... ¿Sea una maldita sorpresa para la empresa?

El pelinegro soltó un suspiro profundo. Alex podía llegar a ser irritante para él, y siendo un chico chistoso y bromista no podía llegar a ser más “hipocrita” de lo que el esperaba.

— Eso no te incumbe, Nevadas. —

— No me llames así, Spreen, llámame por mi nombre. — Spreen rió ronco. — ¿Por qué no te das cuenta de lo que haces con las personas?

— El no es más que un pasatiempo, ¿Que de especial tiene? ¿Acaso es un hechicero supremo al que debería de respetar? — se burló. — Juan simplemente va ser una mosca a la que voy a aplastar con mis propias manos.

- ˗ˋ୨LA OFICINA୧ˊ˗ -Donde viven las historias. Descúbrelo ahora