0024 > Bugambilias

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Pov: Spreen‼️

Me sentía triste, tanto que comenzaba a sentir mis ojos acuosos, Juan se va ir a su hogar nuevamente a México y me dejaría solo, aquí, en Argentina.

— ¿Por qué te irás, ahora, en dónde tanto te necesito? — dije mientras sostenía a Juan de las cinturas y lo acercaba a mi.

Empeze a sollozar, Juan acaricio mis mejillas y yo moje sus manos de mis lágrimas. Con tanta emoción de que íbamos a planear nuestro aniversario de un mes, y el, se va de mis brazos como si fuera su único propósito.

— Solo vine porque tenía que cubrir a Rodri, el maldito fingió estar enfermo al parecer. Pero no deberías de preocuparte Spreen, voy a venir en dos meses junto a ti, pasaremos navidad juntos. — seco mis lágrimas.

¿¡DOS MESES!? ¿¡CREE QUE PUEDO AGUANTAR TANTO SIN SU CARIÑO!? -😿-

Las flores moradas caían encima nuestro, Juan trato de besarme pero yo lo aleje, cosa que lo dejo confundido.
Estaba enojado y desesperado, no quería pasar dos meses sin Juan en un país donde no tenía a nadie de mis familiares para que me apoye en mis estupideces, odiaba sentirme tan solo, pero amaba estar en un lugar desierto y vacío de personas.

Un montón de gente.
Y ninguno se parece a Juan.

Rompí en llantos, abrace a Juan tan fuerte que casi lo mato, mis mejillas inundadas de lágrimas y Juan solo trataba de consolarme y tratar de que confíe en el. Yo podía morir si el ya no estaba conmigo. ¿Por qué se iría?

— ¡Llévame de acá, Juan! ¡No me dejes solo. . .! — dije entre medio de sollozos, podía saber que parecía un ridículo llorando pues nunca había llorado por amor.

Mucho menos por una persona.

Pov: N.O‼️

Spreen seguía llorando descontrolado, no podía detener su llanto tan escandaloso que causaba en ese bello lugar lleno de flores de tonos morados, su color favorito. Juan acaricio la espalda del menor, consolando lo y tratando de que pueda calmarse un poco, el no se iría sin antes poder saber que todo iba ir bien con el pelinegro.
Hizo un puño con la camisa del pelinegro y suspiro con profundidad, estaba cansado de ser el que causaba el llanto y el caos en otros. Flores moradas salen de las bugambilias, seguramente fue porqué vieron llorar a Spreen. Se sentía tan romántico y triste esto que nisiquiera le prestó atención a los murmuros de Spreen, quien decía palabras inaudibles para el castaño de gafas redondas.

— ¡Spreen, tranquilo! Prometo volver. . . — si Spreen seguía llorando, Juan aseguraba y garantizaba que el tambien lo haría.

Sus ojos empezaban a picar queriendo soltar lágrimas a chorros, su amor por el pelinegro había acabado en un completo desastre que hasta el amaba, su corazón por Spreen latía a mil y haría lo que sea. Pero era más importante su familia que su novio, sin embargo, podía hacer algo al respecto.

— Así es la vida. . . Flor morada, a veces tenemos que arriesgarnos para poder ganar lo que más queremos. — dijo Spreen en susurros casi inaudibles para Juan, el castaño entendió lo que dijo Spreen.

— Tranquilo, por favor, Spreen, vendré pronto nuevamente, voy a verte otra vez. — sostuvo al menor de las mejillas, la punta de su nariz estaba roja y sus mejillas coloradas.

Sus ojos aún expulsaban lágrimas, sus pestañas gruesas y largas estaban duras de tantas lágrimas. Llorar enfrente de todos siempre fue su debilidad, pero dicen que: “llorar enfrente de todos te hace una persona fuerte”
Mientras que las flores moradas acariciaban sus mejillas, Juan unió su frente con la de Spreen, cerrando sus ojos. Todo era diferente a su lado, un mar de fueguitos.
Llueven bugambilias de los cielos, llueven tanto que estas caen en sus prendas y se quedan plantadas en sus cabezas. Todas las personas los miraban extrañados y a la vez con sonrisas, acaramelados los dos chicos pudieron calmar sus respiraciones.

- ˗ˋ୨LA OFICINA୧ˊ˗ -Donde viven las historias. Descúbrelo ahora