Juan sonrió, se sentó en el sillón y se acomodó su camisa.
Spreen lo imitó sentándose a su lado, no sin antes, plantar un beso en la mejilla rosada del castaño más bajo.
Sus bonitos ojos miel mostraban una expresión de felicidad, cuánto más tiempo pasaba con Juan se sentía más libre en su burbuja.— ¿Tenés hambre? — pregunto Spreen.
Juan lo miró, aún seguía enojado con el por las cosas que había hecho anteriormente, sabía de su pasado, pero no siempre debía de tratar así a todos.
Sin embargo, se había olvidado completamente de lo que hacía aquí, en Argentina, pues su finalidad fue venir a cubrir a Carrera quien primeramente le mintió, y, segundo, le dijo que serían nada más unos pequeños y cortos días los que estará aquí y que iba a estar en un hotel.
Cosa que no fue así, pues termino en una enorme mansión de dos pisos y cuatro baños.¿¡Para que mierda quieres cuatro baños!?
— No tengo hambre, aún. — respondió Juan, rodeo la nuca del menor con sus brazos acercándolo a el.
— Perdón por todo lo que hice, cielo. . . — Juan sonrió.
— No te preocupes, Spreen, todos cometemos errores, tu estás cometiendo muchos pero, es normal. Yo. . . También los cometí, y más de lo debido. —
El pelinegro restregó su mejilla contra el pecho del contrario, su aroma a fresas era algo relajante. Sus fosas nasales se sentían cómodas aspirando y sintiendo el ambiente frío y a la vez cálido que Juan le proporcionaba en su alma.
El cielo le había dado un puro y hermoso regalo que el nunca pudo tener en su vida, todo el tiempo rogaba que aquel hermoso chico de ojos miel nunca se vaya de su lado, abandonando lo y dejándolo de lado.
Su peor pesadilla sería esa, dejar que Juan se vaya de sus manos y que el desaparezca de su campo de visualización para nunca más verlo a su lado.Una familia, una hermosa familia cobrar junto a el como recompensa de todo su esfuerzo por cuidarlo y por aguantar sus idioteces.
Los momentos más hermosos quería pasarlos al lado del castaño mas bajo, para después, morir abrazados ocultados bajo las hojas secas de los anaranjados árboles. Todo era libertad en la vida del pelinegro cuando el castaño se presentó, su sonrisa de ternura y sus ojos alegres anunciaban que ya llegaba el otoño, o incluso, la bella primavera. Lleno su corazón de alegría y amor cuando todo estaba destruído en el, su hogar, su relación, su...
Su familia que antes era hermosa había sido destruída por los gritos alocados del de bandana azul, el amor que antes sentía por el ahora se convirtió en un odio irreparable hacía su persona. Juan era el único que le enseño a amar y eso no cambiaría hasta el fin de sus vidas.— No quiero lastimarte. —
— No lo haces. — el castaño acaricio el oscuro pelo de Spreen, metiendo sus dedos en las hebras negras del nombrado escondiendo ahí sus dígitos.
Spreen soltó leves ronroneos, le gustaba ser mimado por el castaño de ojos miel.
Su momento favorito del día era, despertarse y ver cómo Juan cantaba a todo volumen en la cocina, canciones de “Lana del Rey” o “Cuarteto de Nos”. Lo veía tan animado y feliz que casi nunca lo molestaba en esos momentos ya que el castaño era tranquilo y pasivo, no le gustaba entrar en peleas con nadie, sin embargo, si alguien le molestaba mientras cantaba y se hacía como si fuera un actor famoso, le tiraría la espátula en la cara a esa persona que lo molesto.— Si lo hago, muchas veces lo hice. —
— ¿Y tú crees que en esos momentos que lo hiciste, me atreví a abandonar te? — Spreen miró de reojo a Juan, su sonrisa hizo que el tambien sonría con ternura.
ESTÁS LEYENDO
- ˗ˋ୨LA OFICINA୧ˊ˗ -
Fanfiction" Ain't lookin for my true love " _______________________________________________________ • Sexo, masoquismo, no apto para menores, temas sensibles tocados. • No ambientado en Tortillaland, híbridos, hechiceros. • Contenido gay • Actualizaciones le...