- ˗ˋ୨LA OFICINA୧ˊ˗ -

0019 > Venganza

Acomodo sus gafas en las plaquetas de su nariz mientras escuchaba a 'Spreen' quejarse por lo que había hecho en la joyería de 'Tanizen'. No era su culpa ser un ""tóxico"" o ser demasiado narcisista para su gusto, solo no le gusto que 'Spreen' se riera con esa chica, mientras que con el ni cosquillas.

— ¡¡Cállate de una vez!! No sé volverá a repetir ¿Ok? Pero ya cállate 'Spreen', estoy harto de ti voz, bájale dos rayas a tu nivel. — se quejo Juan, teniendo toda la atención de 'Spreen' en el.

— ¿Me estás ""regañando""? — detuvo el auto y se estacionó en una calle desolada y muy poco habitada.

Juan tragó duro. 'Spreen' sabía dar miedo cuando se enojaba, incluso cuando este mismo estaba celoso puesto que esos eran sus rasgos, dar miedo.
'Spreen' agarro con agresividad la camisa de Juan haciendo que suelte un jadeo inesperado por ambos, sentía un peso encima por haber dicho algo que, quizás, a Spreen no le gusto. Con algo de miedo trato de pensar las palabras que diría, pues este si pensaba antes de actuar.

— Si. ¿Y que tiene que te haya dicho eso? ¿Tienes miedo de volver a perderme, amor? O ¿Acaso solo te conviene estar conmigo por mi cuerpo? No te culpo, nadie podría soportar estar sin esto. — tragó duro al ver cómo Spreen fruncía el ceño, con mucho más miedo que antes le planto un piquito en los labios que, solo hizo que Spreen reaccione con algo muy atrevido.

— ¿Pensas comprarme? — con su otra mano desocupada, acaricio el muslo de Juan con delicadeza relamiéndose los labios.

— No. Solamente te digo la verdad. No te preocupes Spreen, se bien que escondes secretos sobre mi que, seguramente, se los dices a Quackity ¿O eso es incorrecto? — Spreen negó una y otra vez sin demostrar expresiones en el rostro. — Para ti estarán incorrectas, para mí, son más que correctas.

Spreen solo rió ronco. Acercó más su rostro al de Juan rozando la punta de sus narices, no lo harían en el coche, por si no les era suficiente hacerlo en la oficina.

— ¿Quieres que te diga la verdad? — Juan asintió nervioso al sentir la tibia mano de Spreen hacer presión en su entrepierna despierta. — Vos y Reborn no son nada, comparado con lo que soy yo con vos.

Sonaba cliché, quería admitirlo.
¿Pero quién era para juzgar? Si de plano el decía cosas obscenas enfrente de su abuela no se imaginaba a Spreen con sus familiares.

— ¿Dices que Reborn y yo no somos nisiquiera una pareja? Déjate de bromas, Spreen, sabes bien que yo estoy contigo porque tú me lo obligas te, no porque haya querido hacerlo. Tampoco sería tan idiota para acostarme con un pendejo como tú. — Juan se sintió mal en instantes ya que, sentía que Spreen iba llorar, al contrario, el menor estaba feliz de haber escuchado eso.

— Tengo las pruebas suficientes para probar que vos y yo podríamos tener un hijo si quisiéramos y pudiéramos. Lastimosamente, no podemos. Pero ¿Sabes que si puedo hacer por vos? Follarte como un toro sin tener piedad ni control. — Juan rió con nervios, en su cabeza solo existía la polla y nada más que la polla de Spreen.

Cortaron esos milímetros que quedaban de tocar sus labios.

Juan quería separarse pero, Spreen era más fuerte que el, y además, su cuerpo estaba casi pegado a el.

Ese beso fue corto, más de lo que Juan quería que fuera. Tenía una manía de no querer las cosas, y cuando se las quitan, empieza a hacer un berrinche por volver a tenerlas en sus manos. Era raro, demasiado.

Paso al lado de Spreen, al sentarse en la entrepierna del pelinegro, sintió algo que golpeó su culo con entusiasmo de salir de su escondite.

— Solo vos sabés lo que tenes que hacer, Juan. — el nombrado rodó los ojos mientras sus manos se colocaban en la entrepierna del contrario empezando a tocarla y hacer movimientos con la yema de sus dedos.