0033 > Sospechosos

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Juan miraba como el padre de Roier firmaba los papeles de divorcio por su hijo. En su interior, tenia una sonrisa orgullosa la cual quería mostrar, pero, nadie sabía de la muerte del mexicano así que tenía que tener que aguantarse. Mientras tanto Spreen, estaba cansado de escuchar las quejas de la madre de Roier, solamente que tampoco podía demostrar que estaba cansado o irritado por eso.

— Bien. . . — dijo en voz baja Spreen, quitándole la oja a él contrario. — Pueden irse. . .

Juan rodó los ojos, observando como se retiraban los padres de Roier solamente para después escuchar como se quejaban de su hijo. Completo desastre.

— ¿Termino? — preguntó Juan mirando a Spreen.

— Exacto, ahora podés sentarte. — Juan se cayó rendido al sillón, sus piernas no daban para más después de tanto tiempo parado viendo como dos viejos se quejan.

— ¿Por qué mejor no les dijiste que está muerto y ya? —

Spreen lo miro con seriedad.

— Si lo hacía, iban a denunciar a la empresa. —

— ¿De que? — Spreen ladeó la cabeza.

— Por saber que el Jefe es un asesino. — Juan bufó.

— ¡Son palabras, no hechos! Ellos no pueden simplemente decirlo y no tener pruebas. — Juan se sentó en el sillón. — ¡Incluso si tú lo dijiste! ¡Puede ser simplemente una broma!

— ¿Vas a decirme que decirle a ellos que su hijo está muerto es una broma tan graciosa en estos días? — Juan lo miro con la boca abierta, dejándolo con las palabras en la lengua.

Juan simplemente se calló por un largo rato, pensando en algo más eficiente.

— Quizás. . . ¿Darles dinero para que no hablen ni cuenten nada de esto? —

Spreen nego con la cabeza.

— Para ellos, el dinero nunca es suficiente. — empezó a jugar con un bolígrafo de su mesa mientras observaba a Juan quejarse de temas en los que el no debería meterse.

— ¡¡Tu empresa por ejemplo es una mierda, tienes que mejorar a tus putos trabajadores porque ellos no hacen nada más que tragar verga y jugar en la computadora DEL EDIFICIO!! — exclamó.

— ¿Cuando dices; “ellos” te refieres a tus amigos vagos que no hacen nada en todo el día? — dijo con una voz burlesca.

Juan lo miro enojado, solamente un poco.

— No te metas con Carre cabron, el no te ha hecho nada. — se acercó a Spreen y se sentó en su escritorio frente a él.

— Incluso si sos vos el que lo dice, me va valer pija. — dejo lo que estaba haciendo y miro a Juan, sonriendo suavemente. — Boludo.

— Imbécil come verga. Te odio. — Spreen recostó su mejilla en el muslo de Juan, tan suave como una almohada. — hijo de puta ya vas a empezar con tus mamadas.

— Deja de decir “mamadas” y hazme una. — Juan le dió un golpecito en la cabeza.

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Juan salió de la oficina de Spreen, acomodando sus gafas en las plaquetas de su nariz para dirigirse a ver a los empleados, topandose con Carreraaa quien caminaba con papeles entre sus manos dirigiéndose a la oficina de su Jefe. Ambos se miraron pero no sé dirigieron ninguna palabra, por lo menos, Juan no noto mucha felicidad en Carre, por eso no quiso decir nada.

- ˗ˋ୨LA OFICINA୧ˊ˗ -Donde viven las historias. Descúbrelo ahora