0014 > Tentación

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El pequeño castaño llegó a la oficina de el pelinegro más alto, no estaba seguro de lo que Spreen quería, solamente sabía que, era un maldito enfermo
No hacía falta que nadie le diga, sabía que lo estaban utilizando.

Pero a él le importaba poco lo que la gente diga de su relación con Spreen, el solo servía para ser desperdiciado

-¿Puedo pasar? -una voz desde adentro de la oficina solto con voz gruesa un "si"-

Juan sostuvo la manija de la puerta con su mano y la abrió, viendo una de sus imágenes favoritas que solo aparecían en sus mejores sueños nocturnos

Un pelinegro, sentando, con su gata blanca acostada en la mesa disfrutando de los mimos de su dueño

-Hola Juanito.

-Buenas noches, hijo de puta, ¿Que quieres? ¿Para que me llamaste en el momento donde casi la iba poner? -bromeo Juan, cerrando la puerta detras suyo-

El mayor se sentó en la silla de terciopelo que estaba enfrente del escritorio de Spreen
Sus ojos color miel viajaban por los labios rojizos de Spreen, quería besarlo, saber que el solamente podía cogerlo, hacerle tener en cuenta a ese chico que solamente el podía tocar su cuerpo como se le de la gana

Sentir las tibias manos de Spreen viajar por su cuerpo, hasta llegar a la parte donde no se ve, dónde nada es legal en ese lugar por lo menos, no para cualquier persona que no fuera el chico de 22 años

Esos ojos demostraban su muerte en el, la muerte estaba frente suyo y no lo sabía, pero, la muerte nunca dijo que todo era imposible...

-¿Tenés idea de por qué estás acá, Juanito? -su voz solo hacia intimidar a Juan, tenerlo a su merced, ser uno de sus sueños húmedos en donde el no quiera despertar-

-No tengo idea de lo que hago aquí...al menos, no por ahora -sin embargo, Juan no se dejaría intimidar por Spreen, no dejaría su orgullo al mando de un desconocido-

Spreen supo mantener un silencio cómodo en ese lugar, puesto que Juan tenía mejillas ruborizadas
Soltando una risa amarga, dejo de mimar a su gata, levantándose de su silla rodeando la mesa, posicionándose detrás de Juan empezando a masajear los hombros del más pequeño con sus fuertes manos

El toque del más alto hizo temblar al más pequeño, su miembro se ponía cada vez más duro, exigiendo algo más que solo toques en su cuerpo

-Te necesito en algo...en algo más que el trabajo, Juan.

-Eso lo supe desde el primer día en el que te vi, ahora sí, dime para que mierda me llamaste cuando la iba a poner -hablo enojado, no iba a hacer eso, solamente quería irse de este lugar antes de que Roier entre-

-Cuida tu vocabulario conmigo

-¿Ah si? Entonces tú también cierra la boca cuando dirás algo, animal de la calle

Llevo sus manos hasta el pecho de Juan, jugando con los botones oscuros de su camisa

-No puedo cuidar mi vocabulario si vos no lo haces primero -subió hasta el rostro del castaño, trazando con la yema de sus dedos los labios carnosos del mayor- ¿Quien es el que pone las reglas acá? ¿Vos o yo?

- ˗ˋ୨LA OFICINA୧ˊ˗ -Donde viven las historias. Descúbrelo ahora