0031 > ¡deja de hacer eso!

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— ¡¡SUÉLTAME AAAAAAAAAAAAAAAAA!! — Spreen agarro un puño de su pelo, jalando lo para que lo mire a la cara.

— ¿Entiendes o no? No vuelvas a acercarte a Auron. — dijo Spreen con una sonrisa maliciosa plantada en sus labios.

— ¿¡LE TRAES EL PEDO A EL O A MI!? — hablo con nervios.

Spreen lo estaba apuntando con una pistola directamente a su abdomen.
Eran claros sus nervios por querer salir de ahí.

— A vos, ¿Por qué no? — rió.

— SUÉLTAME. — trataba de zafarse pero, mientras mas se movía más tenso se sentía con esa pistola en su abdomen, casi incrustada en el.

— No te voy a soltar hasta que lo digas. —

Juan rodó los ojos, desvió su mirada, antes de abrir la boca para decir algo Spreen lo sostuvo de la barbilla para que lo mire, su agarre no era claramente muy suave, era agresivo, sus pupilas estaban en forma de espadas como si fuera un gato mirando a su presa.

— Ah... — frunció el ceño. — Spreen, déjame ir...

— Más fuerte, — sonrió. — quiero oírte.

Juan sonrió con enojo.

— Ándale así de pendejo eres... Imbécil, sácame la puta pistola. — pataleo golpeando el escritorio de Spreen. — ... Spreen, déjame ir...!

Quackity entro a la oficina al escuchar demasiados gritos y cosas chocando contra otras.

— ¿Está todo bi- — se quedó en blanco al ver a su Jefe encima de su esposo. — creo que iré a tomar café...

Cerro la puerta de golpe mientras Spreen se alejaba de Juan y dejaba la pistola encima de su escritorio, el castaño jadeando del miedo y la desesperación se levantó de la silla de Spreen y suspiro con tranquilidad, por fin.

— No vuelvas a hacer eso nunca más... Por favor... — exigió Juan.

Spreen ladeó la cabeza, sostuvo a Juan de las caderas sonriendo con orgullo al verlo de una ,amera tan sumisa. Estaba agitado, y le gustaba verlo así sabiendo que el era el que le provocaba está clase de cosas.
Juan lo miro incrédulo.

— ¿Por qué esa carita? — dijo con ternura.

— “Pir qui isi ciriti...” idiota me pusiste una pistola en el abdomen ¿como crees que voy a reaccionar? — Spreen rió bajo.

— Me pase un poco de la raya creo... — le dió un beso rápido en los labios. — Pero era por una buena causa.

Juan se sonrojo un poco, pero no mucho, seguía enojado y asustado por el hecho de que estaba conviviendo con un sicópata que quien sabe... En cualquier momento podría matarlo y acabar así con su corta y joven vida.

— ¡Estar contigo es más difícil que cuidar un Golden retriever! — gruñó.

— Quizás yo soy ese Golden retriever... — sonrió coqueto.

Juan rodó los ojos, algo disgustado por la actitud tan coqueta y pícara de Spreen que siempre le hacía enojar y ponerlo nervioso hasta el punto de acabar besandose. Más de una vez han terminado en eso.


Acomodaron la oficina de Spreen para traer a los nuevos invitados quienes eran los padres de Roier.

— ¿Tengo que participar yo? — pregunto Juan con disgusto.

— Si querés que me crean, si. — sonrió.

Juan solo nego con la cabeza y se quedó parado a un lado de donde estaba sentado Spreen para hacerle compañía en su firma para el divorcio de él con Roier. Amaba saber que esos dos ya no se iba a ver nunca más.

Y más...

Porque nadie sabía del cuerpo de Roier.

Aún no.

— Ese tipo ya está muerto Spreen, ya no sirve firmar el divorcio. —

— Estos pelotudos me están quitando toda la guita solo para sus boludeces de lujos. Es obvio que firmar el divorcio con Roier será lo mejor para mí y para vos. — le dijo con seriedad y firmeza.

— ¡Simplemente matalos a ellos también! — Spreen gruñó, apretó una nalga de Juan. — ¡¡¿¿CARAJO POR QUE HACES ESO??!!

— Quiero follarte ahora mismo... Celoso sos hermoso. — Juan quitó la mano de Spreen de su culo y le dió un golpecito en la cabeza.

— Déjate de mamadas. — hizo un puchero con sus labios.

Cuando llegaron los padres de Roier, abrieron la puerta para encontrar la mirada de Juan sobre ellos apenas se adentraron en la oficina de Spreen, una mirada que no se lograba identificar como una de odio o misterio, si no como una mezcla entre orgullo y rabia. El miope se posicionó detrás de Spreen para mirar como el padre de Roier se sentaba en la silla delante suyo y comenzaba a hablar sobre temas que a Juan realmente no le interesaban. Mientras hablaban Juan volvió a su lugar de antes, al lado de Spreen, siendo sujetado por la cintura por el nombrado para después hacerlo sentar en su regazo.

Spreen desarrollo ese EXTRAÑO comportamiento de sentarlo en su regazo y comenzar a acariciar sus espalda. Por más extraño que sea, a Juan le agradaba.

Pero solamente cuando no había nadie cerca que pudieran verlos.

Y en este caso si había gente cerca... Muy cerca...

- ˗ˋ୨LA OFICINA୧ˊ˗ -Donde viven las historias. Descúbrelo ahora