0034 > Silencio

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Juan se presentó en la oficina de Spreen, su actual pareja o más bien su actual torturador. El castaño tenía la vergüenza escalando su cabeza mientras cerraba la puerta de golpe sentándose inseguro en el sillón frente a Spreen, ¿Por qué estás nervioso, Juan? Fácil.

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El castaño de gafas redondas estaba hablando con sus amigos de la oficina 24, riendo entre ellos mientras decían estupideces. Hasta que a uno de ellos se le ocurrió una de las ideas más locas que alguna vez alguien haría.

Oigan, ¿Y si nos besamos por 50 pesos cada uno? — dijo la chica de mechones rubios, riendo entre sus compañeros.

—  ¿Que mamada es esa? — Aldo miro a Juan.

—  Esa es la mamada que te da tu noviecito ehh ¿a qué si? — se burló el de gorro rojo, dejando escapar una risa la cual no pudo contener al ver la molestia de Juan en su rostro.

¡El y yo no somos nada ya olvida eso! - paso la yema de sus dedos por las mordidas ocultas debajo de su camisa bien planchada, nunca podrá olvidar como se había comportado como una maldita zorra con Spreen esa tarde, hasta tuvieron que sacar a Pelusa de la casa para que no rompa la ropa después. — Además yo por lo menos pase catorce de febrero con alguien, no como tú, soltero "forever"

Aldo se puso serio.

Ah si claro, tu y tus estupideces de recién casados. — Aldo se tapó la boca, mirando a su alrededor.

Oh...

Olvide decirlo...

Nadie sabía que Juan se iba a casar con Spreen la próxima semana, excepto Aldo, su fiel amigo mexicano que conoció hace meses en la oficina y le termino de caer bien ya que compartían un humor muy roto. El castaño le dió una palmada en la espalda a Aldo, su rostro se oscureció.

¿Con quién te vas a casar, Juan? — pregunto una cuarta voz quien Rivera y los demás habían reconocido.

La famosa Ari, la chica que se había acostado con muchas chicas y chicos por su cuerpo tan bonito. Juan la observó con una sonrisa leve, su rostro no cambiaba de la seriedad y la sonrisa siniestra.

¡Con nadie! ¿VERDAD, ALDO? — dijo, gritándole en el oído a Aldo.

¡¡S-si!! — respondió con nervios.

Juan asintió levemente con la cabeza, miro a los demás negando la posibilidad de que se iba a casar con alguien en ese momento. Solamente en ese momento podría negarlo.

Pero...

Si llegaba a los oídos de Spreen, podría considerarse un hombre muerto.

Lastimosamente, ya se estaba considerado uno, porque apenas salir de su área de "chismes" visualizo a las tres figuras de Quackity, Spreen y Luzu frente a todos, su mirada fría como siempre, calculando cuántos huesos tenía Juan en su cuerpo para poder arrancarlos cada uno de ellos después de que haya confiado en la persona más chismosa. El castaño no negaba que tenía miedo, claro que no, pero su orgullo era tan grande que apenas acercarse a hablar con Quackity, Spreen lo detuvo, sosteniendo lo de los pelos mientras lo jalaba hacia el para darle un TIERNO abrazo.

Les informó que... Exactamente... 6 días no estaré en la compañía ya que no me "siento muy bien" de salud, y, no puedo concentrarme en el trabajo. Así que, si, por primera y única vez, tendrán vacaciones de casi una semana, y hoy saldrán más temprano, yo me quedaré a hablar con tal persona de asuntos personales, ¿Si o no, Juan?.. — lo miro, mostrando sus blancos dientes en una sonrisa perturbadora mientras Juan sentía como quería desmayarse ahí mismo y no despertar más.

- ˗ˋ୨LA OFICINA୧ˊ˗ -Donde viven las historias. Descúbrelo ahora