CINCO

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Adriana

Son las cinco y media de la mañana cuando salgo de casa con Jeren dormido en mis brazos. Anoche hablé con la señora Larissa para preguntarle si podía cuidar de Jeren, le conté todo lo que pasó y que, por fin, había encontrado un empleo de verdad. Se puso muy feliz por mí y, por supuesto, dijo que sí, se quedará con Jeren mientras yo trabajo. Me abre la puerta antes de que llegue, le entrego a Jeren y su mochila.

—Volveré sobre las nueve y media— susurro.

—Sin prisas, cariño.

Me muerdo el labio inferior mirando a Jeren tan profundamente dormido, nunca me había separado tanto tiempo de él, espero que no llore. Me despido con la mano de la señora Larissa, anoche le ofrecí algo de dinero a cambio de que cuidara de mi monito, pero se negó rotundamente, es tan buena. Hace unos meses tuvo un pequeño accidente en su trabajo en una fábrica, se rompió una pierna con una máquina, le ofrecieron una gran indemnización al quedar con una pequeña discapacidad. Su hija vive con ella, pero pasa más tiempo en la casa de su novio, comprensible, tiene una hija de poco más de un año con él. A Jeren le encanta jugar con ella cada vez que está en casa de la señora Larissa.

El sol está saliendo por el horizonte, las calles de las favelas empiezan a iluminarse con la llegada del día. La casa de Bastian está al otro lado de la ciudad, en el barrio rico, donde antes vivía con mi familia. Hace años que no voy por allí, lo dejé todo atrás, mis estudios, mis amigas, todo. Tuve que cambiar el chip de mi cabeza rápidamente, tenía un bebé al que cuidar. Ulises no lo asumió tan fácil, fue un shock muy grande para él, aún no se acostumbra. Sus amigos no saben que vivimos en las favelas, él se lo oculta, ambos sabemos que cuando lo sepan lo dejarán de lado, son todos unos imbéciles. Pero a mi hermano parece darle igual que no lo quieran de verdad, finge que aún vivimos cómodamente en una casa lujosa. Les ha mentido, sí, les ha dicho que nos hemos mudado a una casa más grande. Sí saben que mi padre ya no está con nosotros, es imposible que no sepan eso, mi padre ha salido en todas las noticias de la prensa rosa, se volvió a casar con una mujer muy bella, la última vez que supe de él estaba esperando un hijo con su nueva mujer, también ha adoptado legalmente al hijo de veinte años que ella traía. A mí dejó de dolerme en el momento en que dijo que Jeren asesinó a nuestra madre, pero a Ulises sigue doliéndole su abandono.

Llego a casa de Bastian, una enorme fortaleza. Hay dos guardias armados en la puerta.

—Buenos días— los saludo.

—¿Nombre?— pregunta el más alto.

—Adriana Vieira, soy la nueva sirvienta.

El hombre agarra su radio, habla con alguien y le da mi nombre, hay un breve silencio antes de que el hombre al otro lado de la radio dé el visto bueno y me permitan entrar, por supuesto que siendo guiada por el guardia por el lateral del jardín, lo sigo hasta la cocina.

—Espera aquí, el jefe vendrá enseguida— me dice.

Asiento. Espero a que desaparezca para inspeccionar el lugar un poco, es un lugar enorme, todo conectado en una misma habitación. Me recuerda a las casas estadounidenses de las películas. Es todo tan lujoso y tan bonito. Mi antigua casa era así, espaciosa, mamá quería una familia grande. Hay una enorme lámpara blanca y redonda, tiene barras sobresaliendo, cada una con una bombilla iluminando. las barras son las que hacen la forma redonda. Mis ojos bajan hasta el sofá, es blanco en forma de U. Tiene cojines dorados y otros negros, hay una mesa de café de cristal en la mitad del sofá y una alfombra debajo. Todo es muy bonito.

—Y muy grande, hay mucho para limpiar— murmuro.

La escalera está a la izquierda de la entrada principal. Veo a Bastian bajando, saco las manos de los bolsillos de mi sudadera. Bastian frunce el ceño cuando me ve.

EL SANTO #3 [Disponible en físico]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora