NUEVE

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Bastian

Mikel parece más contento con Jeren y Adriana aquí en casa. Ella ha vuelto a ponerse su uniforme, el que le pedí que se pusiera el primer día, realmente sólo lo hice para molestarla, me da igual si lleva uniforme o no. Adriana ha sido muy diligente con sus tareas y Ulises también, me ha sorprendido, la verdad, le ha propuesto a Mikel varias actividades para hacer cuando no esté estudiando. Llevan una semana viviendo en mi casa, el médico vino a revisar a Jeren. Su diagnóstico era el que ya tenía, el pequeño tiene bronquitis asmática, pero aún no podemos saber si será pasajera y se le irá a medida que crezca o será crónica. Espero que sea lo primero, que, aunque no le han vuelto a dar más crisis, no me gustaría que volviera a ocurrir. He tenido más cuidado con mi asqueroso hábito, evito fumar cerca de donde esté Jeren y cuando termino de fumar me cambio de camiseta y echo la otra a lavar. He de decir que me gusta estar con ese niño, trae paz a mi quejumbrosa mente. También he podido notar que Ulises es muy protector con su hermana, siempre está pendiente de ella cuando estoy cerca, sólo lo hace conmigo, no tiene esa actitud con Marcelo o Mikel. Y eso teniendo en cuenta que Mikel y Adriana pasan mucho tiempo juntos, demasiado para mi gusto. Aún no he averiguado nada de la vida de estos chicos, son un total enigma. Ulises parecía querer hablar al principio, ahora no tanto, me habla y todo eso, pero no profundiza en las respuestas que me da, son cortas y repetidas.

—Luciano quiere una reunión— me dice Marcelo.

—¿Para qué?

—Quiere un nuevo acuerdo.

Espero en silencio a que Marcelo se explique, el acuerdo que tengo con Luciano es el mejor que alguien como él puede obtener de mí.

—Quiere aumentar sus ganancias, propone lavar más dinero a través de sus negocios.

—No.

—Le daré tu respuesta.

Lavar más dinero a través del mismo negocio llamaría la atención de organizaciones que luchan contra el narcotráfico. No estoy dispuesto a perder mi imperio por la avaricia de un don nadie. Sí, Luciano es un hombre rico, muy rico, pero ahí acaba todo. No tiene ningún tipo de poder, aunque él crea que sí. No controla el monopolio de la hostelería, realmente no dejo que nadie lo haga, así puedo controlarlos.

—Ha llegado esto— dice Marcelo sacando un sobre del Inter de su chaqueta.

Un sobre negro. Mi pulso se acelera, llevo años sin recibir uno de estos, los comencé a recibir después del funeral de Yara, eran de él, del maldito Emanuel. Le arranco el sobre de la mano a Marcelo. Mis dedos tiemblan por la ira a medida que voy rajando el sobre. Hay una carta en su interior, escrita a mano por el psicópata cabrón.

"¿Cuánto tiempo hace? ¿Un año? ¿Dos? No lo sé, no he llevado las cuentas, pero te he echado mucho de menos.

¿Cómo estás Bastian? Yo estoy muy bien, aunque extraño estar frente a ti, la verdad. Es una pena que no podamos vernos más...

Arrugo el papel en mis manos, el bastardo se está burlando de mí.

Bueno, realmente espero que estés bien. ¿Ya te has casado? Dime que sí, mereces ser feliz...

Marcelo me quita la carta de las manos, me abalanzo hacia él, pero se echa atrás rápidamente. Su silla cae al suelo de golpe.

—¡Dámelo!— exijo.

—No voy a dejar que te vuelva a hundir.

Marcelo rompe la carta en mis narices, salto por encima del escritorio y lo golpeo con mi puño, intenta empujarme, pero me aferro a su camiseta.

EL SANTO #3 [Disponible en físico]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora