Bastian
—¡Mami! ¡Mami!
Dejo a mi hijo en el suelo, corre hacia mi mujer, quien lo recibe con los brazos abiertos. Mikel parece haberse calmado un poco, ya no grita, aunque sus ojos siguen sobre su hermano. Adriana me abraza por la cintura, pongo mi mano en su vientre y rodeo sus hombros con mi otro brazo.
—¿Estáis bien?— le pregunto.
—Sí, estamos bien, Cami nos defendió todo el tiempo.
Miro a mi hermana, está sentada en el suelo con una vía en su brazo, acaricia la cabeza de Marcelo con su mano.
—¿Alguien sabe dónde están mis padres?— pregunto.
Mi hermana levanta la cabeza y niega. No tenemos noticias de ellos, sólo espero que estén bien, su casa tiene el mismo sistema de seguridad que la mía.
—Llámalos, Bastian— me dice Adriana.
—Ve con Jeren al sótano, que no vea a Marcelo así.
Mi mujer asiente con la cabeza.
—Señor— me llama Gregory— He sido informado por la señorita Camelia que los señores Barccola y Reyes ya están de camino aquí, el señor Hernández ha enviado a un grupo de sus hombres con su hermano pequeño.
—Bien, saca a la zorra del cobertizo y lleva a todo el mundo al sótano, excepto a Marcelo y mi hermana, allí es más seguro. Estoy seguro de que van a comenzar a atacar la casa.
Aunque no puedan entrar, hay formas de hacernos salir. Espero que no usen el mismo misil que usaron en el primer atentado contra mí. Tenemos a Yamila, no creo que se arriesguen a matarla, pero no puedo confiarme.
Saco mi móvil del bolsillo de mi pantalón y marco el número de mi padre, por suerte, contesta de inmediato.
—Papá. ¿Estáis bien?
—Sí, la casa está asegurada, hijo. Creo que no saben que estamos aquí.
—Bien, que siga siendo así, manteneos a salvo.
—Lo hacemos, hijo, estamos intentando hacer el menor ruido posible y no vamos a encender las luces.
—Bien, bien.
—¿Cómo está todo por ahí? Quise ir, pero tu madre me lo impidió.
—No te preocupes, está todo solucionado, Marcelo está herido y Mikel en shock.
—Joder, mi pobre pequeño.
—Está reviviendo lo mismo, papá.
—Llamaré a su psiquiatra para que lo llame ahora mismo.
—Bien, nosotros vamos al sótano, estaremos más seguros ahí.
—Está bien, hijo. Tened mucho cuidado, la calle entera está llena de coches de Emanuel y su madre.
—No, papá, su madre está aquí en mi casa.
—¿Qué?
—Es una larga historia, pero la tengo en mi poder.
Escucho un golpe, acto seguido sólo hay silencio.
—¿Papá?
No contesta, escucho a mi madre llamarlo. Joder. Debería haberme quedado callado, mi padre no estaba preparado para escuchar algo así, no ha vuelto a ver a esa mujer desde que desapareció con Emanuel recién nacido.
ESTÁS LEYENDO
EL SANTO #3 [Disponible en físico]
Romance©️Historia registrada en el Registro de la Propiedad Intelectual de España. Cualquier tipo de plagio será denunciado ante la ley. El registro protege la historia de forma internacional. ------------------------------- Todos los derechos reservados...