Bastian
13 de Septiembre de 2015
Sigo buscándola, no me detendré hasta encontrar a Yara y ponerla a salvo, mi padre me ha dicho que, aunque ella regrese, no será la misma de antes nunca más. Me niego a pensar que mi Yara se ha ido para siempre, la traeré de vuelta conmigo, no me importa cuánto tiempo me lleve.
Estuve días enfermo después de ver esos vídeos que Emanuel envió, las torturas por las que ha hecho pasar a mi pobre Yara, ella no merece eso. Es buena, no merece ser castigada por algo con lo que no tiene nada que ver. Mi mente no deja de reproducir sus gritos de dolor, las noches son una tortura, me despierto sudando y gritando por ella, gritando su nombre, en mis pesadillas ella grita el mío pidiendo ayuda. La han violado salvajemente, no sólo Emanuel, también ha permitido que sus hombres la violen de todas las formas posibles. No he vuelto a recibir ningún vídeo, no sé cómo tomarme eso, hace un mes que no recibo nada. He buscado a ese hijo de puta por todos lados, pero está bien escondido y no logro encontrarlo. Nunca desistiré, seré lo último que Emanuel vea antes de que hunda mi cuchillo en su garganta.
Me froto la cara con las manos, son las cinco de la madrugada, acabo de tener una pesadilla, otra vez. Siempre es lo mismo, yo corriendo tras Yara sin poder alcanzarla, ella llamándome, gritando que la salve, que vaya a por ella y la traiga de vuelta a casa. Todo termina cuando me despierto, a veces gritando, a veces llorando. En casi veinte años no he llorado nunca, ni siquiera cuando era pequeño.
Salgo de la cama, necesito dar un paseo para despejar mi mente, normalmente suelo pasear por el jardín de mi casa. He mejorado la seguridad, ahora tengo a un equipo de hombres vigilando constantemente, he creado un grupo de seguridad. Debería haberlo hecho desde el principio, pero siendo el hijo del capo, y el próximo capo, no pensé que necesitaría hacer de mi puta casa un fortín. Estaba equivocado, ese bastardo entró e intentó asesinarme. Mató a los padres de Yara, Mikel y Marcelo, se llevó a Yara de su casa. La noche es fresca, la brisa me golpea cuando salgo al exterior. Mis hombres me saludan a medida que me encuentro con ellos mientras camino. Es como un ritual, cada noche lo mismo, salgo a caminar después de la pesadilla. Observo a mis hombres vigilando los muros de mi propiedad. Fueron recomendados por el jefe de seguridad de mi empresa legal, hombres que me serán leales siempre. Ex militares que acabaron trabajando para la empresa de seguridad que he comprado. Sí, parece estúpido, sólo son hombres a los que les doy un sueldo, pero son hombres de honor, por eso me gusta contratar a ex militares, siempre cumplirán con su palabra.
Me siento en el sofá que da al acantilado, a Yara le encantaba venir aquí a ver el amanecer. Me gusta acabar aquí mi paseo, me siento cerca de ella. Mi casa está en una de las zonas más altas de Río, el acantilado da al mar, aunque el terreno está asegurado por una valla de cristal blindado, no es peligroso. Observo la oscuridad del océano, puedo escuchar las olas romper contra las rocas del acantilado.
—Esto era tuyo, coração— digo en voz alta— Creé este espacio para ti, Yara.
Miro las flores y las enormes palmeras a mi alrededor, hay una cama de exterior, es de madera, con un colchón mullido. Yara decía que esa cosa se llamaba cama balinesa con dosel. Nunca entendía ni una mierda de lo que me decía, a ella le encantaban todas estas cosas, la decoración, tener los espacios organizados para las diferentes actividades, recibir visitas, organizar fiestas. Ella era todo lo que yo no soy y nunca seré.
—Joder— suspiro— Ya hablo de ella en pasado, no está muerta, maldita sea.
Queda una semana para la fecha de nuestra boda. Ese recordatorio me está matando lenta y dolorosamente. Sé que, aunque la recupere, no nos casaremos en esa fecha. Estaba todo planeado, sólo quedaban pequeños detalles. Hace unos días enviaron su vestido de novia a mi casa, lo colgué en mi vestidor, sigue ahí, guardado en su funda. No tengo ninguna intención de abrirlo y verlo, el día que eso ocurra será porque Yara se va a convertir en mi esposa.
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EL SANTO #3 [Disponible en físico]
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