EPÍLOGO

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Bastian

Me duele la cabeza, creo que me va a reventar. Todo ha sido un caso desde que volvimos de Reynosa, estuvimos allí para la boda de Gabriel y Sara, hace tres meses de eso. Gabriel, Mario y Tadeo la cagaron con Dani y Sandra, los echaron de sus vidas por haber cometido un error. Nunca estuve de acuerdo con ellos, no merecían ese trato, si hubieran acudido a mí en busca de ayuda se la habría dado sin pensarlo. Camelia ha estado muy descontrolada, demasiado, incluso siendo ella. Hay algo que no me está contando y no me gusta, quiero ayudarla, sin embargo, no me deja.

Adriana masajea mis sienes con sus dedos, me alivia un poco, pero no del todo.

No sé qué hacer para ayudar a mi hermana, no quiero verla tal y como está ahora, Marcelo la pilló consumiendo drogas y alcohol. Tuve que encerrarla en su habitación durante semanas, luego me confesó que sólo lo hizo esa vez y prometió que jamás volvería a hacerlo. Le puse vigilancia constante, Fabiano se está encargando de ella, le reduje el límite de su tarjeta de crédito. Eso frenó el consumo de sustancias, incluido el alcohol. Lo demás sigue igual, sale, se folla a algún desconocido y luego a otro. Adriana cree que sus excesos se deben a Niccòlo, ha vuelto a romperla. Joder. Voy a matarlo pronto, el viejo Raffaelle está enfermo, por fin, pronto dejará su puesto como capo y podré culminar mi venganza contra su puto hijo.

Mis padres entran en mi despacho, el semblante que traen no me gusta nada.

—¿Qué ha pasado ahora?— pregunto.

Mi madre arroja un sobre acolchado sobre el escritorio. Lo tomo y saco el contenido, hay fotos de Camelia y una carta, cojo la carta para leerla. Mi sangre hierve al ver el nombre de Emanuel escrito.

"Hola papá, siento mucho molestar. Bueno, supongo que un hijo nunca molesta.

Si te escribo es para informarte del inmoral comportamiento de tu princesa. No sabía que tenías a una puta por hija, es asqueroso, debe tener alguna enfermedad venérea. Pero no te preocupes, papi, tu hijo mayor se va a encargar de enderezarla y devolverla a redil del señor. Hace unos meses me visitaron dos misioneros en mi nuevo hogar, los escuché y comprendí cuál es mi misión en este mundo. Estuve equivocado todo este tiempo, hice mucho daño a personas inocentes y, ahora, lo comprendo. Pero ya no más de ese comportamiento, ayudaré a mi hermanita a que se convierta en una fiel sierva del señor, estarás tan orgulloso de mí cuando lo haya hecho. Lo primero que haré será convertirla en mi esposa, mi iglesia no está en contra del incesto, le he hablado al pastor sobre Camelia y me ha dado el visto bueno para casarme con ella, él mismo conducirá la ceremonia.

Ojalá pudieras estar presente ese día, sin embargo, sé que es imposible.

Espero que mi hermano Bastian esté bien y feliz con su esposa y su hijo, mi pequeño sobrino. Algún día estaremos todos juntos en familia.

Tu hijo Emanuel, te amo y te extraño."

—¿Qué coño es esto?— pregunto.

—Se ha vuelto totalmente loco— dice mi padre.

—Quiere a tu hermana, alguna secta le ha metido mierda en la cabeza.

Me pongo de pie. Esto era lo único que faltaba, Emanuel en una secta. Si ya estaba loco, ahora será mucho peor.

—Enviaré a Camelia fuera del país— digo.

Mi padre niega con la cabeza.

—No será suficiente— dice— Tu madre y yo hemos pensado en otro arreglo.

Frunzo el ceño.

—¿Arreglo?— pregunto.

Adriana me toma de la mano.

EL SANTO #3 [Disponible en físico]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora