VEINTINUEVE

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Bastian

Tengo a la zorra frente a mí, es tan estúpida que cayó en mi trampa. Me ha seguido hasta Cartagena. ¿Pensó que aquí sería un blanco fácil porque no es mi territorio? Quizás pensó que podría acabar fácilmente con Fabiano y Gregory, para después hacerse conmigo. Es tan jodidamente estúpida. Ella sonríe como si tuviera el control de la situación, sorpresa, no lo tiene, nunca lo tuvo.

Extiendo mis brazos en forma de cruz, mi machete permanece en mi mano.

Todo mi plan ha salido como esperaba, cuando Emanuel sepa que tengo a su madre bajo mi poder se volverá loco.

—Vamos, Yamila— la incito— Acércate, zorra.

Da varios pasos hacia a mí, sus tacones resuenan en la carretera. La he atraído al punto más alejado de la ciudad.

—Voy a hacer tantas cosas contigo— me dice— Le enviaré vídeos a tu querida mujercita de nosotros follando.

Mi pecho vibra por la risa.

—Tu no follas, Yamila, tú violas, es la única forma que tienes de sentir la polla de un hombre en tu asqueroso coño.

Me apunta con su pistola, Fabiano y Gregory hacen lo mismo. No tiene nada que hacer, está rodeada y no lo sabe. La risa de Tadeo se cuela por el auricular en mi oreja, Mario lo regaña y empiezan a discutir. Doy grandes pasos hacia Yamila.

—Vamos, zorra, atrévete.

—Matarte no es el plan que tengo para ti.

—Oh, vaya. ¿Quieres violarme a mí también? Tu viejo coño debe estar deseoso de recibir una polla. No te preocupes, tendrás lo que deseas.

Frunce el ceño, su mano tiene un leve temblor. Le doy un manotazo lanzando la pistola al suelo, la agarro y la giro, pegando su espalda a mi pecho, presiono mi machete contra su cuello. Mario, Tadeo y sus hombres salen de su escondite, desarman y disparan a los hombres de Yamila, por fin la tengo.

—Te mataría aquí mismo, zorra— susurro en su oído— Pero tengo tantos planes para ti y tu hijo.

—Emanuel te atrapará.

—Lo dudo mucho, Emanuel no conoce la ubicación del lugar al que te llevo.

—¿El almacén?— se ríe— Claro que conocemos su ubicación.

—Sabes que eso no es verdad, zorrita, nunca habéis conseguido encontrar mi almacén. ¿Cómo puedes encontrar la ubicación de un puto búnker subterráneo?

Fabiano me ofrece la jeringuilla, suelto mi machete sin soltar a la zorra, agarro la jeringuilla y se la clavo en el cuello. Mario se acerca a nosotros.

—Tienes lo que querías antes de tiempo— me dice— Supongo que ya te vas.

—No me voy hasta mañana, hermano. Aún me queda todo un día contigo, no creas que vas a librarte de mí tan fácilmente.

Mario sonríe, es la primera sonrisa que le veo desde que llegué ayer. Ni siquiera quiero imaginar por lo que debe estar pasando, perdí a Yara, sí, de una forma muy trágica, pero no perdí a un hijo. Creo que si Yara hubiera estado embarazada cuando murió, yo habría muerto con ella. Mario es un hombre muy fuerte.

Al día siguiente, subo a mi avión privado muy temprano en la mañana, ni siquiera ha amanecido, Fabiano y Gregory meten en la habitación a Yamila, la hemos sedado para que no cause problemas. Unas horas más y estaremos en Brasil de nuevo, todo ha salido bien, como yo esperaba. Ahora sólo necesito pensar en cómo voy a explicarle a Adriana el verdadero motivo de mi viaje. Se va a volver loca, me va a querer matar, estoy seguro de eso, le mentí, en teoría. Le dije que vine por trabajo y para estar con Mario, lo primero es falso, lo segundo no. Realmente, quería estar un tiempo con él, aunque tiene a su familia, también necesita de sus amigos y sólo nos tiene a Gabriel y a mí. Con Gabriel no podemos contar en estos momentos, no está pasando por un buen momento desde que cometió la estupidez de casarse con esa mujer. Dice que lo hizo por venganza, pero, en mi opinión, lo hizo por imbécil. Estaba despechado y esa fue su forma de actuar.

EL SANTO #3 [Disponible en físico]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora