CAPÍTULO 35

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Enero de 2012

Londres, Inglaterra

Barrio de Hampstead

Zebediah Hargrave estaba viviendo su sueño; tenía el dinero, la apariencia y la influencia para hacer lo que quisiera. Literalmente podía tomar a cualquier mujer que quisiera y usarla hasta que se aburriera de ella. Por supuesto que amaba a todo tipo de mujeres, sin importar la edad. Durante el último año y medio, su atención se centró en las niñas menores de dieciocho años. Las secuestraba y las mantenía vivas durante un mes antes de violarlas, pues amaba el miedo en sus ojos. Por supuesto que tenía que satisfacer sus impulsos mientras eso sucedía.

Ordenó a una "scort" hace dos días y la violó; normalmente mataría a dicha niña, pero esta vez no lo hizo. Por ahora, se concentraría en su nueva chica. Desde que vio a la niña americana, Zebediah supo que Linda era algo que quería desde hace un tiempo, una rubia. Normalmente esperaría una semana más antes de destrozarla, pero decidió acelerar el aislamiento; estaba teniendo ese "picor" otra vez y necesitaba rascarlo.

Se estaba mirando en un espejo; todo lo que tenía puesto era un par de calzoncillos de color púrpura. Zebediah era un hombre blanco, de complexión delgada con cabello castaño y ojos marrones, con rasgos faciales afilados, claro. Mientras se admiraba a sí mismo en el espejo, su víctima se encogió en un rincón, asustada.

Linda era una niña delgada con cabello rubio y ojos azules. Vestía una camisa azul algo sucia y jeans negros. Todo lo que quería hacer era volver con sus padres e irse a casa. Ni siquiera conocía a este hombre, que la había atraído con la mentira de que era viejo amigo de sus padres. Las lágrimas comenzaron a rodar por sus ojos mientras se preocupaba por lo que le sucedería.

-No te preocupes cariño, tú y yo vamos a pasar un buen rato – Hargrave dijo con una risa petulante –

Todo lo que hizo fue asustar a Linda aún más; las lágrimas comenzaron a fluir más libremente y no sabía lo que el hombre había planeado, pero sabía que no sería agradable.

***

Mike se detuvo en la mansión ubicada en la dirección que le dio el subordinado de Hargrave. Por lo general, Mike solía vigilar el lugar para ver si había algún tipo de seguridad, pero el tiempo no estaba de su lado. Salió de su auto y se dirigió hacia el muro de piedra que se extendía a lo largo del perímetro de la mansión. Afortunadamente para Mike, no fue difícil escalar la pared ya que no era muy grande. Estuvo en el otro extremo de la pared y cruzó el jardín delantero lo más rápido posible.

A pesar de la rapidez con la que se movía, Mike no notó guardias de ningún tipo o incluso un sistema de vigilancia. Significaba que este hombre se sentía tan seguro de su riqueza y poder que no necesitaba ningún tipo de protección. Tenía dinero e influencia para hacer lo que quisiera

Llegando a la puerta principal, Mike saco un kit de ganzúas que traía con él, pero después de deducir la falta de seguridad del hombre, decidió alcanzar la perilla de la puerta. La giró y la puerta se abrió.

Este hombre es un hijo de puta demasiado confiado, pensó Mike para sí mismo.

Mike se abrió camino hacia la puerta cuando escuchó el grito espeluznante de una chica que venía del piso de arriba. Sus instintos se pusieron a toda marcha; logró encontrar el camino hacia el piso superior y debido a los gritos, logró encontrar la habitación de la que provenían.

Mike derribó la puerta y entró con su arma levantada en una mano y su cuchillo en la otra. Lo que vio le heló la sangre, Hargrave estaba desnudo, encima de Linda. Por lo que Mike pudo ver, ella todavía tenía la ropa puesta. Los informes de los asesinatos mostraban el terror en los ojos de los rostros de las víctimas. A Hargrave le gustaba ver el miedo en los ojos de las chicas, eso era lo que le excita. Estaba aterrorizando a esta pobre niña.

La historia de Sakura y BoatmanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora