CAPÍTULO 31

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Julio de 2011

Renania, Alemania.

Horas más tarde, cuando el helicóptero aterrizo en el helipuerto, Jin entró en las instalaciones con confianza. Dada su reputación de acero, nadie la cuestionaría ni le daría la cachetada habitual que se hacía a otros visitantes que llegaban a las instalaciones. Mientras avanzaba por el pasillo hacia la oficina de su mentor, tuvo que reprimir una sonrisa. Todo iba de acuerdo al plan.

Al entrar al taller de Devlin con la caja de contención en la mano, Jin golpeó un clavo astillado contra la carcasa metálica y el sonido hizo que Devlin girara su silla. Ella tuvo que contenerse y poner los ojos en blanco, pues Devlin tenía tendencia a ser dramático con su presencia.

-Escuché que llegaste sola sin tu piloto.

La espía caminó hacia su escritorio.

-El imbécil se puso demasiado cómodo conmigo – respondió ella y colocó el maletín en su escritorio antes de sentarse con gracia en la silla –

Sean la miró detenidamente a través de sus gafas. Su alumna tenía una inclinación a enseñar una lección a los pervertidos, a menudo rompiéndoles los dedos o incluso las extremidades cuando intentaban tocarla. Si ella viajaba sola, significaba que el piloto había cruzado una línea que hizo que lo desecharan como basura. Su frente se torció muy levemente con molestia. Reemplazar constantemente a los empleados de bajo nivel siempre era una molestia, ya que renunciaban apenas una semana después de comenzar el trabajo o morían en acción. Aun así, los pilotos eran una moneda de diez centavos por docena y eran reclutados de forma muy fácil.

-Tal vez debería asignar pilotos sin interés en las mujeres cuando estén de servicio – reflexionó el en voz alta y la joven de cabello negro sonrió –

-Esa es una sugerencia bastante razonable.

Se hizo un silencio entre ellos y entonces apareció el elefante en la habitación al que había que dirigirse.

Devlin se quitó el guante y se inclinó hacia adelante, apoyando el pulgar en el sensor al costado de la caja. Registró su huella y las bisagras se abrieron con un fuerte clic que resonó en la silenciosa habitación. Abrió con cautela la caja y dentro de los confines de la espuma acolchada, vio la muestra de sangre de Mike Shepherd junto con el cilindro metálico que contenía al Compuesto X. Sonriendo, cerró la tapa de la caja de contención.

-Bien hecho, Jin – sonrió ante la obra de su preciada alumna –

La espía emitió un pequeño sonido de "hmm" en respuesta a su elogio.

-Si no hay más problemas que requieran mi atención, reanudaré mis vacaciones – ella tamborileó con los dedos impacientemente contra el reposabrazos de la silla mientras mostraba su molestia –

Jin sospechaba que su mentor le estaba haciendo la vida difícil para ver cómo se adaptaba a los cambios repentinos. Incluso después de todos esos años, él todavía le lanzaba bolas curvas, probándola. Francamente, era un poco insultante.

Sean miró a su alumna y la despidió.

-La extracción de estas muestras ha disminuido la carga de trabajo de La Organización. Hasta que el equipo de investigación haya analizado adecuadamente las muestras, podremos iniciar la siguiente fase del plan. No se requiere tu experiencia por ahora, Jin. Siéntete libre de divertirte.

Una respuesta medio grosera burbujeó dentro de ella y estuvo tan cerca de desatarla, pero Jin se mordió la lengua, simplemente asintiendo a Devlin antes de salir de la habitación.

Una hora más tarde, Devlin no se daría cuenta de que todos los fondos de la cuenta de Jin en Suiza se vaciarían y dicha cuenta se cerraría. El departamento que ella conservaba estaría vacío y el teléfono celular que siempre usaba estaría abandonado en su casillero. Cualquier intento de contactarla sería inútil. Cuando Devlin descubrió la artimaña, Jin Park ya se había ido.

La historia de Sakura y BoatmanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora