CAPÍTULO 4

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Junio de 2004

Los Ángeles, California. Estados Unidos.

-¿Qué estas sugiriendo? – preguntó Jin, con los ojos un poco vidriosos y la voz cargada de emoción. Nathan había pedido que se reunieran después de la escuela en su lugar favorito del estadio –

Su novio no podía mirarla a los ojos mientras seguía encontrando el suelo mucho más fascinante.

-Sabes lo que dije – murmuró el mientras arrastraba los pies con inquietud –

-¡Y tu razón para hacerlo es simplemente estúpida! ¿Y qué si te mudas al otro lado del país para ir a la universidad? ¡Aún puedo escribirte y podemos llamarnos! – Jin respondió mientras se apoyaba contra la pared en busca de apoyo. Era todo lo que tenía para evitar que se derrumbara como un montón de ladrillos –

-Lo sé, pero no quiero que ninguno de los dos se distraiga.

Ella exhaló ruidosamente por la nariz.

-¡Eso es una tontería, Nathan! Hemos sido capaces de mantener nuestras calificaciones promedio a lo largo del tiempo que nos conocemos. Solo dime la verdad. ¿Estás interesado en alguien más?

Nathan frunció el ceño y levantó la cabeza.

-¡No! Solo creo que somos demasiado jóvenes para comprometernos. Deberíamos conocer a más personas antes de tomar una decisión.

Podría haber sido un alivio que él no la estuviera engañando, pero Jin todavía estaba furiosa por su explicación.

-¿Qué? ¿Entonces crees que somos demasiado inmaduros?

-Jin, estoy siendo realista y práctico aquí – Nathan suspiró y se frotó la cara con la palma de la mano – Con la distancia y los años que pasaremos separados, es posible que nos separemos eventualmente. Si nos encontramos de nuevo después de todo eso nuestra llama sigue ardiendo con fuerza, podemos empezar de nuevo.

-Has estado profundizando demasiado en la poesía y la música – fue la respuesta cuando Jin se apartó de la pared y se alejó de su futuro ex novio – Si eso es lo que crees, hemos terminado. No puedo creer que tú... entre todas las personas, estés haciéndome esto.

Antes de que Nathan pudiera responder, la joven se fue sin mirar atrás. Nathan se quedó allí parado con un dolor en el corazón.

-Bien hecho, chico. Personalmente te garantizo que tu beca para Berkley será sólida – un hombre de traje apareció y le dio unas palmaditas en el hombro a Nathan. El niño permaneció insensible mientras se alejaba del extraño – Puedes irte. Y recuerda, si le dices una palabra de esto a alguien, el trato se cancela y tu familia pagara.

Nathan asintió y se alejó, obligando a sus pies a alejarse de su primer amor y teniendo que vivir con el pesar de haberle roto el corazón.

***

-¡Bienvenida a casa, querida! – la Sra. Rogers dijo alegremente. Al ver que su hija adoptiva tenía lágrimas en los ojos, se preocupó –¿Qué pasa? ¿Está todo bien en la escuela?

Inmediatamente, Jin arrojó sus brazos alrededor de su madre adoptiva.

-Nathan rompió conmigo.

La Sra. Rogers frotó círculos en la espalda de la adolescente.

-Ya, ya. ¿Por qué no nos sentamos y comemos algo? – muy cautelosamente, la mujer mayo guió a la angustiada niña a la mesa del comedor donde un plato de galletas recién horneadas estaba esperando para ser devoradas –

-No tengo hambre – Jin murmuró mientras se sentaba en la silla y levantaba las rodillas hasta la barbilla –

-La Jin que conozco no dirá que no a las galletas con chispas de chocolate – la Sra. Rogers respondió a cambio y su hija adoptiva hizo un puchero. El chocolate era la máxima debilidad de Jin y casi nunca rechazaba nada que tuviera ese ingrediente. Jin suspiró y comenzó a mordisquear una galleta –

-Hay otros peces en el mar, Jin. Tendrás que besar algunas ranas antes de encontrar un príncipe.

-Eww... – Jin arrugó la nariz con disgusto –

La Sra. Rogers asintió y le deslizó un sobre tamaño A4 a la adolescente.

-¿Qué es esto? – preguntó Jin mientras lo miraba con curiosidad y sospecha –

-¿Por qué no lo averiguas abriéndolo?

Tomando el material en sus manos y rasgando la costura, Jin sacó los documentos y leyó el título en la primera página.

La historia de Sakura y BoatmanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora