Capítulo 9 • Discusiones (I)

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Tercera realidad · Hechos del 2047 narrados desde el 2074 · 13 de Junio · Desde Francia, sobre Canadá ·

De nuevo, las pesadillas no me dejaban dormir. Agitada, me levanté temprano aquella mañana, prácticamente con la salida del alba. Fue entonces cuando me di cuenta de lo mucho que había cambiado mi vida en tan sólo una tarde. Aquella casa, aquel hombre... pese a no parecer una amenaza, no sabía realmente nada de él ni de cómo había acabado en tal sitio.

¿Dónde estaba? ¿Quién era? ¿Decía la verdad? ¿Qué quería realmente de mí? Eran algunas de las preguntas que se me venían a la mente desde el día anterior y aquella mañana no paraban de repetírseme. Y es que, realmente no parecía haber una explicación lógica para el modo en el que aquel hombre había actuado. Eso sí, siempre y cuando fuera el salvador que decía ser y no un secuestrador con alguna tara que otra.

Así pues, teniendo en cuenta que nadie parecía querer resolver mis dudas y explicarme qué estaba ocurriendo, intenté hacer memoria de lo último acontecido.

Al principio, a mi mente sólo acudieron gritos desesperados y llantos desconsolados. Más adelante, conforme más trataba de adentrarme en el recuerdo, un insoportable pitido se volvió cada vez más fuerte, hasta que finalmente, en el momento de cruzar el montón de cadáveres, el sonido explotaó e inundó mis oídos, impidiéndome seguir hacia delante.

Entre tanto, vagos recuerdos acudieron a mi mente, algunos sobre muertos, otros sobre vivos, sobre humanos calcinados, mutilados o heridos. Pero, humanos sin rostro. Pues, mi mente no era capaz de reconstruir la identidad de ninguno de ellos, ni siquiera la de mi madre o la de mis hermanos, lo que aún me generaba más incertidumbre, más ansiedad, más miedo.

Y entonces, de pronto caí en la cuenta de que no sabía cuánto tiempo había pasado exactamente desde que me encontraba secuestrada en aquel extraño lugar y de que todavía no había averiguado nada acerca de mi familia. No tardó entonces el miedo a apoderarse de mí y un pensamiento impulsivo me vino a la mente.

¡Tenía que salir de allí! Debía encontrar a mi familia, comprobar si seguían con vida y reencontrarme con ellos antes de que me pudiera hacer algo aquel hombre con cara de pocos amigos.

De tal modo, sin pensarlo demasiado, traté de aproximarme a la ventana, pero nuevamente, mis piernas no respondieron, y tuve que buscar una alternativa. Con tal fin, intenté llegar a la ventana a través de la mesita de noche y el escritorio que se encontraba al lado de ésta.

Así, construí un camino entre ambas mesas por el que poder arrastrarme hasta la ventana, y finalmente, teniendo en cuenta la nula distancia entre el suelo y ésta, abrí las puertas de la ventana y me dejé caer.

Esa fue toda mi aventura, sin embargo. Pues, aunque llevaba conmigo el perchero que había cogido del otro lado de la cama, no fue suficientemente resistente como para poder cargar con él todo el peso de mis piernas, las cuales, pretendía arrastrar camino abajo, en busca de algún atisbo de civilización.

Unas cuantas horas más tarde llegó VIX. Me encontró tirada en el suelo, inmóvil junto a la ventana. Una situación, a mi parecer, ridícula, hasta cómica, pero por la que VIX pareció bastante alterado.

- ¡¡ROSE!! -gritó enfurecido, dando zancadas con sus enormes piernas mientras se dirigía hasta donde me encontraba.

- ¿Eh...? -recién despertada, le respondí como pude, elevando el rostro del suelo, con saliva saliendo de mi boca, el pelo enmarañado y la cara llena de tierra.

- ¿¿Qué coño haces?? -gritó él, con rabia.

- ¿¿Quieres que nos maten también?? -añadió colérico.

En busca de un pasado mejor (Vol II. Las Fronteras del Tiempo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora