Segunda Realidad · Año 2039 · 22 de Noviembre · Canadá ·
Y así, mientras caminaba por dentro, Nathan empezó a reconstruir la batalla en la que se vieron inmersos.
- Esa es... la mano de Atenea -indicó en el momento empecé a tocar la marca de sangre que se había quedado grabada en el extremo superior de la pared del recibidor- Cuando salió disparada por la fuerza del agua, su herida se abrió. Pero al contrario de lo que esperábamos, eso no la paró, se ayudó de la pared para levantarse y vino a atacarnos de nuevo, taponándose la herida con su otra mano -añadió.
Podía imaginarlo. La sangre ya estaba seca, pero se veía cómo había dejado un rastro más abajo, probablemente por la herida del costado.
Después me volteé y empecé a adentrarme junto al resto en lo que hasta el momento había sido un comedor cálido y acogedor, y del que, sin embargo, ya sólo quedaban restos del calor de las llamas.
Éstas, habían quemado parte de las paredes y de los suelos, así como algunas mantas y estanterías que se encontraban ennegrecidas y con un fuerte olor a humo, todavía reciente. De hecho, las estanterías y algunas de las mantas se encontraban tiradas por el suelo, mientras que otras habían quedado reducidas a la mitad, al haber sido consumidas por el fuego junto a otros objetos, como los almohadones o las amacas de mimbre, que en su momento le habían dado al comedor tan buen aspecto.
- Cuando la descubrimos husmeando, parecía desconcertada -indicó Érika. Recuerdo que nos gritó: ¡¿Qué hacéis vosotros aquí?!
- Me acuerdo también de ese grito. Ella estaba muy alterada y nosotros muy asustados, uno al lado del otro -corroboró Nathan.
- Pero tú le recibiste de un modo súper correcto -le halagó Érika- Recuerdo lo tensa que estaba la situación, y aún así, le preguntaste su nombre y si buscaba algo, manteniendo la mente fría en todo momento.
- No, no, yo tenía mucho miedo, pero estaba más preocupado por Jawara, que estaba solo en el piso de arriba -se justificó- Además, me dio la impresión de que no nos esperaba. Era como si para ella hubiéramos debido estar en otro sitio -puntualizó- Y eso me dio un poco de lástima -concluyó.
- Ahí todavía no nos había atacado. No sabíamos nisiquiera quién era ni cómo había encontrado la cabaña -continuó explicándonos Érika- Lo único que sabíamos era que vosotros no estábais.
- Habíais desaparecido -nos recriminó Nathan.
- Luego, en cuestión de segundos, la mujer volcó la estantería que se encontraba a nuestro lado, probablemente, en un intento desesperado por bloquearnos el paso -continuó explicando Érika- Pero de lo que no debió darse cuenta es de que la estantería tenía velas encendidas sobre algunos estantes, y también cayeron con ella.
- De esta forma, al principio no pudimos saber que la casa se estaba incendiando. La estantería tapaba el hueco de las escaleras donde Érika y yo nos habíamos topado con ella, impidiéndonos ver algo -continuó Nathan- Pero enseguida empezó a ascender el humo.
- Me acuerdo de cómo empezamos a toser... -añadió Érika, con los ojos empañados- Tenía miedo.
Enseguida se giró a mirar a Nathan, quizá porque necesitaba sentir que alguien más le entendía, pues sólo ellos habían vivido aquel traumático suceso.
- No pintaba bien -justificó él- El humo no dejaba de subir, y cada vez era más negro. Sabíamos que si seguíamos así moriríamos asfixiados -explicó.
- El problema era que intentábamos mover la estantería, ¡pero no se movía! -nos comunicó Érika, mostrándose sumamente molesta- Empezamos a empujarla una y otra vez, con todas nuestas fuerzas. Pero no podíamos moverla.
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En busca de un pasado mejor (Vol II. Las Fronteras del Tiempo)
FantasySinopsis: Rose, una joven de 17 años que no acaba de encajar en el instituto, será raptada por un misterioso hombre que afirma querer salvarla de un peligro inminente. De esta manera descubrirá el motivo de su diferencia, así como el significado de...