Segunda realidad · Año 2039 · 22 de Noviembre · Canadá ·
Aquel viaje que habíamos emprendido juntos desde la aldea fue un viaje largo. Me había permitido comprender mejor a Liam y sobre todo, conocerme a mí misma, mis fortalezas e inseguridades, mis necesidades, límites y habilidades... Todo ello había sido puesto a prueba en los últimos días.
Me había dado cuenta de que necesitaba ser más fuerte si quería proteger a mis seres queridos, pero sobre todo, y más importante, de que vivir una historia de amor como la que contaban las grandes novelas sólo podía darse en tiempos de paz, mientras que VIX y yo buscábamos ir a la guerra.
Del mismo modo, cruzar buena parte del bosque nos llevó días, pero entre ello vivimos numerosas experiencias y momentos inolvidables que acabaron forjando una gran amistad entre nosotros.
Atravesamos la vigorosa hierba de extensas praderas; subimos pequeñas colinas vestidas por violetas; nos mantuvimos durante horas en silencio, escuchando el piar de los pájaros y los gruñidos de algunos animales medianos discutiendo; y entre tanto, cruzamos por los altos y rojizos árboles de Quebec, y hasta pudimos ver cómo nacían algunas pequeñas ardillas gracias a la elevada altura que el tamaño de Liam permitía.
De esta manera, nuestra amistad no sólo me ayudó a ver el mundo desde un prisma más sosegado, más libre, más humano, sino también, a desconfiar de las apariencias y a confiar en las acciones ajenas, que algunas veces se mostraban tal como eran, desinteresadas, y sin mayores pretensiones o tretas.
Finalmente llegamos al río de plata. En él guardaba muy buenos recuerdos. Malos también. Pero nunca antes lo había atravesado a espaldas de un oso mítico, tal como estaba a punto de suceder.
- ¿Preparada? -me preguntó con afecto aquel gran oso rojo.
- ¿Y tú? -le respondí de la misma manera.
- Agárrate fuerte y no te sueltes, vamos a entrar -me advirtió con convicción.
De tal modo, asentí y me agarré a su pelaje con todas mis fuerzas, al tiempo en que cogía todo el aire que pudiera. La primera zona del lago por la que íbamos a entrar tenía una gran profundidad, al contrario de la cabecera del río en el que VIX y yo nos habíamos besado tiempo atrás.
Segundos después estábamos buceando en las profundidades del lago, en dirección hacia la cabaña y hacia las partes menos profundas del río.
Aquella experiencia... me dejó sin palabras. Las aguas metálicas, los peces de colores y las pequeñas plantas acuáticas... Era un mundo nuevo que sólo con Liam había descubierto.
- ¿Cómo vas? -le pregunté nada más salimos a respirar.
- Nadar a contracorriente es más difícil de lo que pensaba, pero podré hacerlo -me confesó serio, probablemente pensando en lo que le quedaba por hacer antes de cumplir su objetivo.
- Confío en ti -le dije con convicción, mientras volvía a agarrarme fuertemente de su pelaje, antes de que volviéramos a sumerjirnos.
Continuamos así durante horas. Liam estaba exhausto, había tenido que hacer un gran esfuerzo para llevarnos desde la zona baja del río hasta la más alta, en donde se encontraba la cabaña. Y aunque no tardamos mucho tiempo en cruzar el lago y abandonar las profundidades acuáticas en virtud del caudal más liviano del río, su corriente era fuerte y su disposición empinada, lo que hacía más difícil la hazaña.
- Mira Rose, allí lejos -me indicó Liam mientras me señalaba la casa del árbol.
No dije nada y me quedé contemplándola. Para mí era como si hubiera pasado una eternidad.
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En busca de un pasado mejor (Vol II. Las Fronteras del Tiempo)
FantasíaSinopsis: Rose, una joven de 17 años que no acaba de encajar en el instituto, será raptada por un misterioso hombre que afirma querer salvarla de un peligro inminente. De esta manera descubrirá el motivo de su diferencia, así como el significado de...