De este modo, igualmente maravillada que el resto, disfruté de los pocos momentos que nos quedaban juntos, mientras observaba cómo diversas plantas acuáticas llenaban el ambiente de pequeños destellos dorados y el portal que se había ido formando iba adquirido esa forma de portal, iluminado por un brillo que provenía del interior del lago.
Y cuando el portal se hubo formado por completo, llegó la hora de despedirse.
De tal modo, con los ojos enrojecidos por las lágrimas y el corazón encogido por no saber cuándo podría verlos de nuevo, les abracé con todas mis fuerzas y les deseé toda la suerte del mundo, recordándoles que aquello no era el final, sino un nuevo comienzo.
Ellos me desearon lo mismo, sobre todo Nathan, quien pese a su amable sonrisa y esperanzadora mirada, sabía que era el que más estaba sufriendo de todos.
Asimismo, y al igual que yo, Liam también se abalanzó sobre su hermano pequeño, levantándolo con sus brazos para estrujarlo y advertirle de que tuviera cuidado porque volvería a buscarlo. VIX, en cambio, fue a Jawara a quien cogió en brazos, pues éste no aceptaba que tuviera que irse, y tuvo que convencerle de que no tardarían en reencontrarse.
Así pues, manteniéndose tan serio y sombrío como siempre, las únicas enternecedoras palabras que VIX les dedicó a Nathan y a Érika fueron "podéis hacerlo". Pero todos sabíamos que eso ya era demasiado para él, así que le sonrieron agradecidos y simplemente le desearon lo mejor, como a Liam y a mí.
Finalmente, tras colocarnos las escafandras de oxígeno que VIX había creado, empezamos a adentrarnos en las aguas del lago, al tiempo en que las rocas y la arenilla se iban diluyendo, permitiéndonos hundirnos cada vez más, hasta que nuestros cuerpos quedaron completamente sumergidos.
Poco después, buceamos hasta lo más profundo del lago, pasando por un oscuro fondo que escondía en lo más recóndito de su vasta extensión una viscosa masa de luz que daba acceso al portal que podía verse reflejado en el exterior.
Y una vez allí, nos cogimos de las manos y VIX se encargó de abrir el portal, asumiendo así la responsabilidad del paso del tiempo.
Liam y yo lo atravesamos justo después, y segundos más tarde aparecimos con él dentro de lo que parecía ser un túnel acuático, el cual, parecía estar hecho de cristal, de un cristal de infinito. Iluminado por luces doradas y celestes que emanaban de su interior, del mismo que el fondo del lago que habíamos visto antes de entrar.
No obstante, en el momento empezamos a andar hacia delante, el suelo del túnel se tornó viscoso e inestable, como si de fango se tratase. Un fango ciertamente extraño, del mismo color plata metalizado que caracterizaba las aguas de los ríos de Quebec.
Y así, conforme avanzábamos, nuestras pisadas arrastraban aquel líquido viscoso y plateado sin dejar rastro, sin poder distinguirse el camino del fondo del de enfrente, lo avanzado de lo que quedaba pendiente. No había una dirección clara. El túnel crecía junto a nosotros, a cada paso que dábamos, y desaparecía igualmente.
Tampoco el tiempo podía medirse. Allí todo era infinito.Estuvimos un tiempo sin hablar. Yo no podía dar crédito a aquel espacio. Estuve deleitándome con él durante horas, quizá días, o incluso meses. Allí el tiempo funcionaba de forma distinta.
Finalmente, fue VIX el primero en romper el silencio, con una voz que sonaba distorsionada, pero que podía entenderse.
- Fascinante, ¿no es cierto? -comentó encantado mientras sostenía mi mano.
Maravillada, con mis ojos clavados en el paisaje marino que empezaba a reflejar el cristal, apreté fuertemente su mano.
En ese instante, anémonas y corales de colores cubrían el paso del túnel, con distintas tonalidades y formas que mostraban un espectáculo singular al que era muy difícil dejar de mirar. Lo que me recordó al momento en el que Liam y yo cruzamos el lago.
Le miré entonces, con la esperanza de que él también pensara lo mismo.
- Parece el lago de Quebec, ¿no crees? -me preguntó.
- Te acuerdas... -le respondí emocionada.
- ¡Claaaro! Menuda matada me pegué, ¡como pa' no! -comentó entre risas.
Tiempo después, conforme avanzábamos, sobre aquel techo cristalino empezaron a aparecer imágenes sobre nosotros, sobre nuestras vidas. Recuerdos felices y dolorosos, de cuando nacimos a cuando dimos nuestro primer beso; de cuando vimos a alguien importante nacer y a alguien importante morir. Recuerdos de nosotros, solos, acompañados, de momentos íntimos, de cuando amamos, momentos con personas que nos habían marcado, personas como Léon, Jawara o Nathan, quienes permanecían siempre presentes en nuestro corazón.
Recuerdos que al fin y al cabo nos recordaban quiénes éramosy porqué estábamos allí. Pero también, recuerdos que pasaban, al igual que el tiempo y, sobre todo, el tiempo de VIX. Pues, del mismo modo en que sentíamos cómo avazábamos pude ver cómo el aspecto de VIX iba cambiando lentamente, envejeciendo de una manera prácticamente imperceptible al principio, pero progresivamente después.
Ver todo aquello me produjo una profunda nostalgia que abracé con cariño, pero también con tristeza. Parecía como si aquel túnel de cristal sobre el que pasaban peces y mamíferos de todo tipo, más que mostrarnos el futuro, hubiera empezado a hacer un recorrido a través de los recuerdos que habían formado parte de nuestra vida en otro mundo, en una frontera temporal distinta de la que a cada paso que dábamos, más nos alejábamos, dejando atrás no sólo la propia puerta de entrada al portal, sino también lo que había sido gran parte de nuestra vida.
Una vida muy especial, y de la que al menos me llevo grandes aprendizajes. Entre ellos, la certeza de que los árboles, pese a lo desapercibidos que suelen pasar en nuestras vidas, siempre tienen historias que contar. Y muchas de ellas, aunque no nos demos cuenta, hablan más de nostros de lo que podríamos imaginar. Historias sobre una anciana oculta del rechazo de su pueblo natal, sobre la ambición de un hombre, o sobre unos niños que se enamoran.
Al final, los árboles, al igual que los humanos, son poderosos, pero también vulnerables. Sin embargo, a diferencia de los humanos, no pueden decidir, no pueden escapar. Por eso somos sus elegidos, sus paladines. Y tú, mi querido compañero de viaje, eres uno de nosotros. No lo olvides.
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En busca de un pasado mejor (Vol II. Las Fronteras del Tiempo)
FantasíaSinopsis: Rose, una joven de 17 años que no acaba de encajar en el instituto, será raptada por un misterioso hombre que afirma querer salvarla de un peligro inminente. De esta manera descubrirá el motivo de su diferencia, así como el significado de...