- Espero que éste dure un poco más -advirtió Aaron, refiriéndose a Sura.
- ¿Es una amenaza? -se rebeló la joven.
- ¿Tú qué crees? -preguntó indirectamente, cogiéndole fuertemente del cuello.
- ¡Por favor, basta! -asfixiándose, trató de pedir clemencia.
Aaron la soltó bruscamente.
- ¡Más cuidado! ¡Matarás a Sirhan! -exclamó alterada, mientras sostenía su barriga.
- ¿Le has puesto nombre a esa cosa? -preguntó repugnado.
- Tu hija también lo tiene, ¿Por qué no debería tenerlo el mío? -le respondió con firmeza.
- ¡No es lo mismo! -respondió neurótico.
- ¿Acaso no proceden ambos de la misma fuga atómica? -preguntó perpleja.
- Sí, pero, como bien sabes, en su caso fue ella la que mutó, no el útero de mi mujer -concluyó vehemente.
- ¡No sabemos qué implicará eso en mi hijo! Puede que sea igual que Rosewell -le recriminó aquella, a quien parecía que no le quedaba mucho tiempo para parir.
- Pues, por ahora, llevas 4 años de gestación, y si eso no fuera suficiente diferenciación, sin la sabia que te proporciona mi hija no podrías mantenerlo con vida. Ya sabes que al haber mutado sólo tu útero, sin las cualidades miméticas que te aporta la sabia de Rose, serías incapaz de soportar el embarazo -le recordó él, con su temperamento ya calmado.
- Recuerda si no lo enferma que estuviste -añadió serio.
- Sí, lo sé -respondió apenada, bajando su mirada.
- Bien, en ese caso, no me falles más con los últimos sujetos -le amenazó de nuevo.
- ¿Llegan más? -preguntó asustada.
- ¡Sí! ¡Qué emoción! ¿Verdad? Horst me ha prometido hasta cuatro sujetos más para la semana próxima, ¿no es perfecto? Así me demuestras que la muerte de estos dos no ha sido cosa tuya, tal como afirmabas, y yo te sigo proporcionando la sabia de mi hija. Maravilloso, ¿no crees? -comentó entusiasmado.
La mujer permanecía callada, mirándome angustiada a mi versión de niña que mi propia mente reconstruía. Me sentí mal por ella, pero más por el niño pequeño, quien profundamente debilitado, trató de levantarse de aquella mesa de piedra una vez me vio a su lado, recostada sobre una camilla, con mi rostro pálido y mis ojos todavía abiertos, blancos.
Pero antes de poder hacer nada, Sura y el otro hombre lo tumbaron y lo sedaron de nuevo. Y así, una vez todo se hubo calmado, Sura intervino de nuevo.
- ¿Hoy no le borras la memoria? -preguntó extrañada.
- Sí, pero antes voy a mover el cuerpo de Waldo donde no moleste, ¿te parece bien, princesa? -sopesó Aaron, con su ironía característica, mientras se giraba un momento a observar a aquella hermosa mujer de piel oscura y ojos negros, que recogía su pelo con un pañuelo de múltiples colores.
- Sí, bien, pero date prisa, recuerda que sólo puedes bloquear los últimos 10 minutos vividos por la persona en la que emplees la gema y que durante meses no podrás utilizarla de nuevo -le recordó Sura, con inesperada amabilidad, mostrando también cierta complicidad. Quizá, fruto de una antigua amistad, o incluso, de un antiguo amor.
- ¡Qué mujer! Ya lo sé Sura, tranquilízate, lo hemos hecho ya muchas veces -exclamó exhausto, empezando a moverse hacia donde nos encontrábamos.
Poco después, Aaron empezó a acercarse hasta la camilla, sacando el colgante del que hablaba VIX, para usarlo conmigo.
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En busca de un pasado mejor (Vol II. Las Fronteras del Tiempo)
FantasiSinopsis: Rose, una joven de 17 años que no acaba de encajar en el instituto, será raptada por un misterioso hombre que afirma querer salvarla de un peligro inminente. De esta manera descubrirá el motivo de su diferencia, así como el significado de...