Capítulo 24 • Temores (II)

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- Nathan, el plan va a tener que modificarse un poco -le advirtió VIX.

- Está bien, dime -respondió Nathan, abierto a cualquier cambio o sugerencia.

- Atenea ha escapado, pero no creo que sobreviva, está muy malherida -añadió VIX, arrepentido.

- Así que es por eso que estás tan cascarrabias, ¿eh? Anda, quédate quieto que voy a comprobarte la temperatura -le advertí mientras me aproximaba a él.

Le coloqué entonces la mano en la frente. Su temperatura era normal. Parecía que se iba a recuperar. No obstante, no quise darlo por hecho.

Le pregunté a Nathan si tenía pastillas con las que ayudarle a calmar el dolor que debía estar soportando.

- Las pastillas están situadas en el armarito que hay sobre el cajón en el que encontraste el precinto y las vendas -me indicó.

Poco después, al ver que VIX estaba consciente y que parecía estable, Nathan nos dejó un momento a solas, yéndose a comprobar el estado de Jawara, que seguía acostado en su cuarto.

VIX me cogió entonces la mano. No quería que me fuese tan rápido. Parecía tener algo que decirme.

- Rose, pensaba que no volvería a verte... -me confesó, mientras trataba de acariciarme la mejilla y una lágrima caía a través de la suya.

Le limpié la lágrima y le besé con cuidado. No quería hacerle daño.

- Yo sí que lo pensaba, ¡idiota! Fuiste tú el que llegó desangrándose -le recriminé con ternura, clavando mis ojos vidriosos sobre los suyos.

- Fue un descuido dejarla marchar, ¿verdad? -me preguntó apesadumbrado.

- Sí, eres demasiado bueno -le recriminé sincera.

- Lo sé -añadió serio, decepcionado consigo mismo.

- Ser compasivo es bueno, VIX, pero no si la otra persona te quiere matar -le indiqué con franqueza, aunque tratando de ser lo más comprensiva posible.

- Estaba mucho peor que yo. No debería sobrevivir -me advirtió también.

- Eso espero -suspiré preocupada.

Segunda realidad · Año 2047 · 18 de Noviembre · Canadá ·

Instantes después, en el momento en el que regresaba de coger sus pastillas, Nathan salió de la habitación con Jawara en brazos, dispuesto a prepararle el desayuno.

Fue entonces cuando Jawara vio a VIX ya despierto y empezó a reclamarle atención.

- ¡Sinnom! ¡Sinnom! -exclamó lleno de ilusión, revolviéndose entre los brazos de Nathan.

- ¿Qué tal, renacuajo? -le preguntó el hombre sin nombre, pero con diversos apelativos, lleno de alegría para el pequeño, pese al sentimiento de culpa que le atormentaba por dentro.

- Antes sangre, ¿ahora dónde? ¿dónde ahora? -le preguntaron perplejos aquellos enormes y deslumbrantes ojos que le miraban desde el lado del suelo en el que Nathan le había dejado.

- Sangre dentro de mí. Yo curado -le explicó VIX, tratando de hacerse entender en su idioma. Pero también, haciéndose un poco el duro.

Entonces, Jawara le miró desconcertado y empezó a reirse ilusionado.

Realmente, Jawara no debía entender qué había pasado, pero lo que verdaderamente importaba era que VIX estaba bien y que estaba allí con él. Al final, VIX era con quien Jawara había traspasado las fronteras del tiempo, apareciendo en esta realidad, diferente a la suya. Era con VIX con quien había vivido casi toda su vida, al contrario que sus hermanos. Y eso, claramente, implicaba un vínculo afectivo mucho mayor del que pudiera llegar a tener cualquier otra persona con VIX.

En busca de un pasado mejor (Vol II. Las Fronteras del Tiempo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora