El té de la discordia

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—¿Qué vamos a hacer? — Me sentía abrumado.

—Vamos a seguir como siempre, vamos a deshacernos de él y lo echamos, no necesitamos este problema encima .—Me comentó Yusef con plena seguridad mientras intentábamos entrar al despacho.

Mientras ingresábamos, escuchamos a aquel hombre haciendo comentarios absurdos sobre el traje de Marcus.

—¿Estás seguro? Ese traje es de Zara, deberías comprarte uno a medida, ahí está la gracia, la elegancia. —Se escuchaba hablar al hombre.

——Bien, ¿vas a darme a mi hombre? —Comentó de manera efusiva, refiriéndose a la retención que teníamos de su trabajador.

—¿Tu hombre? —Le pregunté con sorpresa. 

—¿Sabes que tu hombre es el mismo que secuestró a mi esposa? —Respondí a mi propia pregunta. La atmósfera se cargó de tensión.

Me acerqué a él, mis ojos destilaban furia contenida.

—Solo quería hablar con ella.—Dijo, tratando de restarle importancia al asunto.

—Hablar con mi mujer. —Empecé a reírme de manera sarcástica mientras me acercaba a él y le agarré del cuello.

—No quiero ver a ninguno de tus hombres cerca de mi esposa. Te juro que si vuelvo a verte, te mataré sin escrúpulos. Te lo aseguro. Si te veo a ti o a alguno de tus hombres junto a Yasmin, no tendrás piedad. —Le espeté con la ira desbordante.

—Y por cierto, tu hombre se va a quedar retenido con nosotros. Ninguna persona debe ser liberada de un castigo, te lo digo. Son las normas. —Rematé con determinación.

—Yo no me voy sin Poco. —Mencionó, lleno de ira y desafío en sus ojos. La situación se volvía cada vez más tensa.

La habitación se llenó de caos cuando se empezaron a escuchar unos   gritos, llamando a  "Rabia" resonaron una y otra vez, como un lamento desgarrador en medio de la oscuridad.

La tensión estaba en su punto más alto mientras observábamos cómo el hombre que teníamos retenido, que ahora sabíamos que se llamaba  "Poco", emergía súbitamente a la habitación.

Se abalanzó hacia la puerta, donde Mehdi batallaba  para  mantenerlo dentro.

Mi frustración y enfado aumentaron al ver a Poco entrar  a la habitación si.

—¿Qué hace este fuera?— Le cuestione a Mehdi.

Mehdi, respirando agitadamente mientras intentaba arrastrar al hombre en medio de la confusión, respondió:

—Hermano, salió de golpe. Pesa mucho.—

En ese momento, Marcus se acercó y logró inmovilizar a Poco. Con un gesto apenas perceptible, le indicó a Mehdi que se retirara a su habitación.

Mehdi, visiblemente afectado por la confrontación, lanzó una última mirada antes de retirarse.

Yusef tomó la responsabilidad de empujar  a Rabia fuera de la casa. Pero antes de que pudiera desaparecer de mi vista, tomé mi arma y la apunté directamente a su frente.

—Mira, hoy no quiero derramar sangre. —Le advertí, mi voz aún estaba cargada de enfado.

—No quiero ensuciar el suelo esta noche, pero te digo que esto no queda en el aire.—

El hombre comenzó a reírse de manera inquietante mientras se acomodaba el cuello de su chaqueta, como si estuviera disfrutando de la situación.

—Esta es la diferencia entre tú y yo.—Mencionó con una sonrisa sardónica.

Sombras de LealtadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora