Rápidamente, aceleré el coche, sabía que antes de cualquier cosa debía hablar con Mahmod, saber qué había pasado, cómo había permitido que esto ocurriera. En medio de la carretera, aumentaba la velocidad, pitando frenéticamente, consciente de que, aunque hubiera salido de la cárcel, mi forma de conducir podía devolverme allí. Llegué al patio y vi a los muchachos situados, rápidamente despejaron el camino. Aparqué el coche de cualquier manera y salí rápidamente del vehículo.
Entré a casa a toda velocidad y vi a Yasmin en el salón con el tío de Jalila. -Marcus- me saludó al verme.
La miré y subí rápidamente las escaleras.
-Tengo prisa, hablamos después-, dije, sintiendo una furia crecer dentro de mí por la pérdida de tiempo que estábamos sufriendo.
Abrí rápidamente el despacho, vi a Cristopher y Mahmod discutiendo. -Si te vas allí, Mahmod, vamos a...-gritaba Cristopher.
Al verme, giraron rápidamente con sorpresa. -Gracias a Dios- suspiró Cristopher mientras se acercaba para abrazarme.
Mahmod se acercó y me abrazó, preguntándome si estaba bien mientras sacudía mi mano.
-Sí, al final Haidar no es un mal abogado, creo-, respondí.
-Entonces, ¿qué vamos a hacer?-, continué. -Vamos a buscar a la mujer y traerla con su hijo -, afirmé.
-No- negó Cristopher.
-Sí- desafió Mahmod. Justo en ese momento, escuchamos a alguien subiendo rápidamente las escaleras.
-Hamduallah-, escuché detrás de mí antes de sentir a alguien abalanzarse sobre mí. Era Yusef.
Mahmod lo miró con sorpresa. -¿No se supone que estabas escondido?- cuestionó.
-Ths-, asintió con la cabeza. -Según Haidar, puedo aparecer como si nada. Luego iré a la comisaría a reclamar por mi ausencia, pero todo está bien-.
Quién diría que Haidar se había convertido en un abogado de primera, pensé en broma. -Ahora, ¿qué vamos a hacer?-, preguntó Yusef.
-Vamos a seguir trabajando, intentar encontrar una vía para recuperar los bidones del cuartel y generar algo de dinero para que puedan pasarnos suministros desde Argelia-, comentó Cristopher.
-Cristopher, me estás exasperando- dijo Mahmod, llevándose la mano hacia la cabeza.
-Cállate ya, por amor de Dios-, agregó, frustrado.
-No voy a perder el imperio que tenemos por alguien que ni siquiera conocemos-, dijo Cristopher.
-¿Qué imperio? Si ya no tenemos nada-, comentó Mahmod, frustrado.
-¿Acaso vamos a arriesgarlo todo por un gremio?-, pregunté. -Quieres quedarte en un lugar donde nos están amenazando- añadí.
-Quiero que dejemos el gremio-, espeté, y todos voltearon a mirarme. -Ya está, está loco-, comentó Cristopher, llevándose las manos a la cabeza. -Hermano, no te lo tomes a mal, pero ¿has dejado de tomar tus medicamentos o algo así?-, dijo con frustración.
-Oppp, ¿qué me estoy perdiendo?-, dijo Yusef cuando se paraba a mi lado. -Ha hablado con el gremio y ha desaparecido Jalila -, señaló Cristopher.
-Le han dicho que devuelva a Jalila a su esposo o estamos fuera. Además, resulta que su marido, se dedica al combustible, así que nos quieren cambiar por él -
-¿Estás bromeando?-, dijo Yusef, incrédulo.
-Cristopher, te lo voy a repetir. Di mi palabra, esa mujer va a estar a nuestro cargo, y ese niño está encima de nuestras cabezas.-
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Sombras de Lealtad
Teen Fiction"La tragedia nos dejó reducidos a tres almas, luchando por encontrar sentido en un mundo empeñado en arrebatarnos la felicidad." En el corazón de Turín, donde las sombras de la historia se funden con la belleza del paisaje, tres almas solitarias con...