Entre Peces y hombres parte 1

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—¿Hasta cuándo seguiremos lidiando con esta gente? —inquirió Poco mientras estacionaba.

Contemplé el móvil con detenimiento — Podríamos dar fin a esto nosotros—

—No entiendes, Poco. No quiero simplemente concluir con ellos y ya, deseo que lamenten el día en que aparecieron, quiero que anhelen la muerte a mis manos —expresaba mientras acomodaba mi vestimenta y me disponía a salir del coche.

—Pero, jefe, nos llevará mucho tiempo —volvió a quejarse.

—Aunque sea lo último que hagamos en nuestras vidas, me vengaré —

Decía mientras me internaba y él me seguía. Gire —Hoy necesito estar solo —a lo cual me dirigí hacia el oscuro hogar que albergaba a mi madre y hermano.

Me aproximé estaba hermosa, y cómo no sería así rodeado de flores. Volví la mirada hacia mi hermano, sin rastro de flores. Recordaba vagamente que no le agradaban.

—Madre, he regresado —dije mientras me despojaba del chaquetón y colocaba el bidón de agua a mi lado.

—Lamento no haber venido antes, tenía trabajo, aunque sé que no es excusa —mencioné mientras me acercaba para besar su lápida y comenzaba a regar sus flores. —Tus flores están preciosas, al igual que tú y, bueno, Ali —añadí con una risa forzada. —Tu lápida sigue tan limpia como la última vez.

—Mamá, siento que mi tiempo está llegando a su fin. Así es, mamá —expresaba mientras removía la tierra.

—Pronto estaré contigo. Podré descansar a tu lado y no me moveré. Lo siento — dije en un susurro

Giré para dirigirme a la tumba de mi hermano.

—Sabes que he agregado a la colección un nuevo coche. Estoy seguro de que te encantaría. Es un Mercedes-Benz 300 SL 1957 Rojo. Es una verdadera maravilla, te hubiera encantado.—

—Ali, lo siento —dije mientras me tendía sobre su tumba—. Perdóname, mamá —expresaba mientras las lágrimas brotaban. —Perdona a tu hijo perdido por todo el daño que causé.—

—Jefe— —jefe— con rapidez Poco vino junto a mí, —UFF Poco— giré para mirarle—Te había dicho que quería estar solo— le espeté.

—Jefe, te traigo una noticia... acaban de atacar los hombres de Suleyman, es increíble—

—¿Cómo, a qué te refieres? —le cuestioné. — Resulta que cuando llevaron a la señora a su casa, hubo una emboscada—

Lentamente, me acerqué a él—¿Alguno ha muerto? Dije desesperadamente, necesitaba ser yo el causante de su agonía— No... pero... han sido heridos— ¿Por quién?—

— No sé exactamente quién es, pero son gente de Molise. Resulta que uno de ellos viene a buscar a su esposa y, por lo que tengo entendido, los hombres de Suleyman les están dando protección —

—¿Cuándo ha pasado todo esto? —hace media hora, entonces entendí por qué el bastardo de Yusef no me respondía, ese ingrato estaba cansado de llamarle y que no me atendiera.

— Necesito que me contactes con el de Molise —Poco asintió mientras se iba.

— Mamá, perdóname. Sé que no debo hablar de trabajo delante de ti, debo dejarte descansar —dije mientras me ponía en cuclillas junto a la tumba— Vendré, esta vez, pronto y con flores —dije mientras besaba la lápida por última vez— Adiós, Ali —dije mientras me iba.

Me iba sabiendo que debajo una parte de mí con ellos temporalmente. Sabía que debía irme, mis ojos inundados de lágrimas, miré mi aspecto antes de subirme al coche y me lamenté de mi aspecto. Acto seguido, me miré en el cristal y me pegué — eres lamentable —me dije antes de subir al coche con Poco. En el trayecto a casa, sentí cómo mi móvil empezó a sonar. Sabía quién era, así que me acomodé en mi asiento —Good morning, gentleman—

Sombras de LealtadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora