Capítulo XII, Revelación

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Parte II

¡Sorpresa!

Candy se encontraba dando de vueltas en su habitación, se sentó en la cama y se dejó caer momentáneamente cuando oyó que tocaban la puerta, Princesa suspiró y se levantó a abrir.

- ¡Hola! – saludó Terrence muy serio.

- ¡Hola Terrence! ¿Pasa algo? – preguntó un poco sorprendida viéndolo como caminaba hacia el escritorio.

- Pues un poco, quiero hablar contigo, ¿puedo? – le sonrió con hipocresía.

- Pues estoy un poco ocupada de hecho... - no la dejó terminar y la interrumpió.

- ¡Pero no lo estabas cuando Albert salió de aquí! – comentó alzando la voz.

- Ah viste eso... - dijo ella sonriendo, ya que sus celos volvieron a aflorar.

- ¿No lo niegas? – le cuestionó.

- No, vino a verme un momento – contestó caminando hacia él y colocándose enfrente, le dio un beso fugaz.

- Princesa, sólo un beso, a él si no le niegas tus caricias, ni... - Terrence se vio interrumpido por un sonido.

Plaf!

- No tienes ningún derecho a reclamarme nada – le grito tratando de apartarse.

- ¿Quién dice que no? ¿Por qué me haces esto Princesa? Te quiero y ¡no te importa! - declaró tomándola de las manos y acercándola más a él.

- Yo...Terrence, no entiendo por qué crees que Albert y yo somos amantes, de verdad también te quiero sin embargo yo no pienso nada acerca de tu relación con Georgiana ¿o sí? – le reclamó.

- Es diferente – sonrió y la soltó.

- Diferente de que, ella era tu novia o lo que sea hasta hace medio año y después te volviste al celibato o ¿qué? – le cuestionó burlona.

- Sí, me volví al celibato porque creí que no podría encontrar una mujer a la cual amar, pero...- la miró y la sujeto nuevamente, mirándola, observando esos labios que ya había saboreado tres veces en dos días.

- Pero... - le miro a los ojos y quiso besarlo.

- Vi el retrato, quise encontrarte y aquí estas, no soportaría que fueras de alguien más cuando sólo quiero que seas mía – declaró él y la beso, un beso suave y apasionado.

- Terrence, por favor no malinterpretes las cosas, esta noche decidirás si creerme o no – le pidió apenas cuando se alejó.

- Pero ¿por qué no me dices que sucede? – le pidió besándole ambas mejillas.

- Porque mi secreto no debe revelarse antes, Terrence por favor no me obligues a hablar ahorita, sólo ten paciencia, por favor – esos ojos, no podía negarle nada a esos ojos.

- Princesa, sólo dime que me quieres, solo dímelo y creeré todo lo que me dices – le pidió él con fervor.

- Terrence te quiero más de lo que te imaginas...- le respondió sonriéndole. Pero por lo mismo deberías dejar de seguirme – le reprochó.

- ¡Yo también Princesa! No lo haré – le contestó.

- Lo siento, interrumpimos – preguntó Annie.

- No chicas, adelante – les dio el siga.

- Te veo en la noche – le dijo.

- Por supuesto, te quiero y no lo olvides – se acercó para besarlo y se despidió.

La Dama del RetratoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora