Capítulo XXI, Ardid fallido

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Habían pasado muchas cosas después de la pedida de mano de Candy, nunca se le encontraba en la villa, sino en la de los Grandchester, todos los días era bienvenida en ella, Terry no se cansaba de los juegos de Candy, es más adoraba tenerla en su villa, por lo que un día se encontraba lloviendo muy típico del clima invernal de Escocia. Candy y Terry se encontraban paseando cuando comenzó a llover, llegando empapados a la Villa Andley, ahí corrieron y alcanzaron a meterse en el jardín, donde al estar en el resguardo del pecho de paloma que había entre el ventanal y la terraza que lo componía, Terry alcanzó a abrazarla, pegándola a su cuerpo como si tuviera pegamento, la besaba frenéticamente cuando una persona a la cual no esperaban les molestaba.

- Mira, mira a quién tenemos aquí, ¿se divierten? – cuestionó Elisa.

- Pues antes de que tú llegaras si – respondió Terry limpiándose el rostro.

- Al menos saluda Elisa, la señora Elroy te dejará entrar en su casa de América como si fueras de la familia, pero aquí la señora de la casa soy yo y no te permito andar por aquí como si no existiera - comentó Candy con sutileza tomando una rosa del florero que había en el jardín.

- Ya comenzamos con los aires de gran señora – se mofó Elisa.

- Pues a cambio de ti, si lo soy – se volteó y miró a Terry.

- Sí claro, hace apenas unas semanas no eras nadie – refutó ella.

- Al menos para ti, porque la fama que tú tienes ni siendo actriz – le sonrió descaradamente.

- ¿Qué quieres decir Candy? – cuestionó muy enfadada.

- Ay queridita, no tienes ¿por qué hacer esas preguntas? Pero no te asustes, ahora si me disculpas estas interrumpiendo un encuentro de lenguas entre mi prometido y yo – Terry la besó fervientemente sin importar que ella estuviese presente.

- Deténganse, ¿cómo hacen eso? Y más delante de mí - puso cara de asqueada.

- Muy sencillo puedes irte y todo solucionado – le sonrió cínicamente y Terry se posesionó de sus besos nuevamente.

- No puedo creerlo, ninguna dizque hija de mi tío me va a correr de esta casa, ahora sí que me la pagarás Candy, te lo aseguro – juró mientras salía rápidamente de la Villa.

- Candy no crees que se te pasó la mano – le preguntó.

- No, si intentara algo simplemente debo hacer una llamada y listo, tengo todo verificado de ese lado – le susurró cuando se despegaba de sus brazos por unos momentos.

- ¡Ay mi vida! ¿Cómo le haces? – se sorprendió.

- ¿Para qué? – le cuestionó la rubia.

- Para dejarme impresionado – comentó sonriéndole.

- No es para tanto, sólo que debemos ser más listos que la familia a la que no conoces – declaró la rubia poniéndole un dedo en los labios, el cual él besó.

Candy y Terry siguieron como un par de locos enamorados hasta que Dorothy los interrumpió, Candy se fue a bañar mientras Terry hacia lo mismo o al menos eso intentaba cuando una voz lo llamó.

- Terry, necesito hablar contigo – le sostuvo el brazo.

- Otra vez será señorita, debo asearme para la cena, así que si me disculpa – se soltó y tomó el picaporte de su habitación para entrar.

- Crees conocerla bien – le cuestionó rodeándolo.

- ¿A quién? – preguntó dándole la cara.

La Dama del RetratoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora