Candy se había levantado al alba, revisando las velas que había en la casa y apagándolas una a una, regresó a la habitación donde hacia unas cuantas horas había disfrutado de su primera noche de amor, entró al vestidor y se cubrió con una amplia bata, dejando su piel parcialmente desnuda, volteó hacia la cama, se quedó observando en dirección del cuerpo de su marido, quién dormía apaciblemente. Bajó a la cocina y comenzó a ordenar un poco los alimentos para el desayuno, hizo unos huevos con jamón, pan con mantequilla y miel y fruta picada, sacó dos vasos y los puso en una mesita para llevarle el desayuno a su esposo, tomó el jugo y después sirvió el café. Cuando había terminado, se dirigió hacia la habitación, llegó y lo dejó sobre su lado de la cama y abrió las cortinas.
- Terry, despierta. Anda dormilón abre los ojos – lo movió en lo que se colocaba rápidamente en su lado y jalaba la mesita para comenzar a servirle a su esposo.
- Mmm, cinco minutos – susurró el castaño.
- Cinco minutos, bueno espero que en cinco minutos veas quién me va a llevar a cabalgar...- intentó provocarlo sin obtener éxito.
- A esta hora Candy, ni los gallos cantan – dijo su esposo volteándose y acomodándose para seguir durmiendo.
- Bueno entonces, me pondré el traje de montar sin ropa interior y le diré a Mickel que voy con él ya que mi caballo está en la villa – le contestó tajante y comenzando a bajarse de la cama para ir al vestidor.
- Espera...ya me desperté – se levanto de repente. Mi amor qué rico huele, ¿lo hiciste tú? – exclamó sorprendido.
- Sí, ¿te gusta? Me dio hambre y decidí hacer el desayuno – respondió sentándose de nuevo y comenzando a comer.
- Desde ¿cuándo cocinas? – cuestionó intrigado pues la mayoría de las chicas que conocía no sabían ni hervir agua.
- Mary y Dorothy me enseñaron, no es tan difícil – respondió con insuficiencia.
- Mi amor – le dio un apasionado beso.
- Mmm – sonrió lamiéndose los labios por aquel beso que le dio Terry.
- Mickel en verdad se encuentra abajo – cuestionó él serio.
- No – respondió ladeando la cabeza y sonriendo.
- Entonces ¿por qué andas de traviesa? – preguntó cuestionó ligeramente enfadado.
- No te querías despertar – alegó ella.
- Podría haberlo hecho con algo más...sugerente – comenzó a desatar la bata con una mano mientras que con la otra, sólo pasó un dedo en medio de sus senos.
- Ah sí, ¿con qué? – cuestionó ella con mirada traviesa.
- Ven aquí y te enseño ¿con qué? – comenzó a besarle el hombro.
- Señor Grandchester, ¿no tiene hambre? – consiguió zafarse la rubia.
- Pues sí, pero no de comida – el castaño se dirigía hacia sus senos, los cuales comenzaban a llamarle la atención.
- Terry, anda déjate de juegos y comamos – se separó rápidamente porque cuando comenzaba difícilmente le podía decir que no.
- Bueno, pero no te escaparás para siempre – sonrió él mientras la desnudaba con la mirada.
- Está rico princesa, te quedó muy bien – sorbió un poco de café.
- Sí verdad, anda come – le urgió para que dejara de observarla así. Podrías pasarme la mermelada – le pidió cuando a ella solo le faltaba el pan tostado con mantequilla.
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La Dama del Retrato
FanficÉl se ha quedado prendado de un retrato en una exposición en el Museo Metropolitano, la belleza de la persona que se encuentra dentro de este cuadro se centra en un par de ojos, buscando información acerca del cuadro se da cuenta que nadie conoce su...