Capítulo XXXI, Un plan arriesgado

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Candy, Eleonor y Henriette se pasaron toda la semana con George y el abogado de su madre, Fausto, entre ellos habían acordado un plan que no saldría de esas cuatro paredes. Albert había decidido que sería mejor dejar descansar a su hija por un par de días cuando recibieron la visita del Doctor Robson, Levingston y Mickel.

- Adelante, en un momento llamó a los Condes – decía Dorothy invitándolos a sentarse en la sala.

- Dorothy ¿qué sucede? – cuestionó Albert que venía saliendo de la cocina.

- Señor Albert, el doctor Robson está aquí en compañía de otros señores – le avisó y cuando Albert se dirigía a la sala Dorothy lo siguió.

- Sí Dorothy, los atenderé, puedes retirarte – le pidió él a Dorothy.

- Permiso – hizo una venia y se retiró.

- Pasa Dorothy, doctor Robson pero que milagro que lo vemos – comentó sorprendido.

- No son buenas noticias Albert – informaron ellos con pena.

- Siéntense, ¿desean tomar algo? – ofreció el rubio.

- No gracias, debemos tomar decisiones importantes – resolvió Levingston.

- El embarazo de Candy es de alto riesgo – informó Robson.

- ¿Qué quiere decir con eso? – pestañeó Albert cuestionándolo.

- Sí, que al parecer la costilla rota puede perforar el pulmón y poner en peligro el saco embrionario y eso traería consecuencias de importancia tanto para ella como para el producto – informó Levingston.

- Albert ¿quién era...? ¿Pasa algo? – cuestionó el castaño al oír voces en la sala y el sonido de la campana.

- ...

- Terry siéntate, por favor. Prosiga – pidió a Levingston que continuara.

- Debemos reducir el peligro, por lo que requiere de una intervención quirúrgica – recomendó Robson.

- Para ¿qué cosa? – preguntó extrañado.

- La costilla debe ser reparada lo más pronto posible de lo contrario la vida del producto y de la madre corren peligro, me entiende – cuestionó Robson a Terry.

- ¿Qué cosa dice? ¿Cuándo? – cuestionó el castaño.

- Lo más pronto posible, la posibilidad de recuperación debe ser total, la condesa es fuerte y joven y será mejor antes de que cumpla los tres meses – advirtió Robson.

- Sabe usted lo que ocurrirá pasado mañana doctor Robson – cuestionó Albert a su doctor de cabecera.

- Lo sé, después de eso debemos actuar por el bien de la madre – informó Robson.

- Tenemos que hablar con ella Albert – comentó Terry viendo a su suegro con mirada preocupada.

- No, yo lo haré – avisó Mickel.

- Conde deje que Mickel lo haga, él sabrá darle fundamentos y los condes deben de tomar la decisión. Por el momento nos retiramos – anunciaron los médicos mayores a Tery y Albert.

- Los acompañó a la puerta – se ofreció Albert a despedirlos.

- Gracias – se despidieron subiendo a un coche.

- Mickel, ven vamos – le pidió el castaño a Mickel.

- Te sigo. No debe notar tu nerviosismo – le pidió Mickel.

La Dama del RetratoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora